29.3.19

Hecho en los Pirineos 2019: 2. Capítulo de curiosidades

Desde el punto de vista olfativo y gustativo, es evidente por repetición que una segunda edición de una feria alimentaria ya no te alucina tanto como en la primera. Menos si no repiten los de la mermelada de violetas de Bearn ni los truferos rigaborzanos con su cucurucho de helado de trufa por 1 euro.

Es que eso fue demasiado nivel. Aunque sí que era bonito ver dentro de una campana trufera las diferencias de color, volumen y forma de conjuntos de trufas de cuatro comarcas oscenses distintas. Esa diversidad es un tesoro, representa terroir. Perdimos en aspecto y cubicaje Jacetania, otro año será.

Tampoco caté con fruición vinos ni cervezas artesanas de mi territorio. El año pasado me asombró la de Benabarre, Dos Bous es diu.

De lo que probé esta añada, me pareció magnífico el curiosísimo y picante queso de vaca de Broto, con un recuerdo a Gouda viejo más floral.

Benabarre y los chocolates de Ribagorza están en plena forma. El de ositos de Casa Canseró de Tolva me llegó a mis afiladas garras. Los de la cerveza citados se trajeron unas gaseosas inenarrables al azafrán y al aroma de pino. Todo esto explicado en ribagorzano y con mi sentido recuerdo transmitido para Radio Benabarre y el enorme José Luis Brualla.
El azafrán de Estaña puede replicar al turolense de Monreal en perfume y terroir. Tiene un gran embajador en su cultivador, el frances de origen ribagorzano Daniel Grau. Es muy positiva para Aragón esa apuesta de la segunda o tercera generación de inmigración retornada, tan manifiesta en Huesca provincia.

Me quedé sin catar el esturión en aceite de Lo Grau, otro año caerá. Y, por la parte francesa glamourosa, la mermelada de sandía con mandarina de unos atrevidos productores, cercanos a los fascinantes crus donde maduran las uvas del vino Jurançon. Paraíso total.

En el capítulo de postres, me parecieron sorprendentes los turrones basados en nuez molida de la Pastelería Buera de Barbastro. A mí que me tiran un poco para atrás los sabores de miel en almendra, éste me pareció fascinante, posible y todo un mundo para mojar con los futuros vinos dulces que, estoy seguro, estarán estudiando hacerse en Somontano.

Si no, pasaría bien con cualquier traminer oloroso y frutal. Al no ser muy dulce, un maridaje con los patés de Sobrarbe podría resultar fascinante.

28.03 Luis Iribarren

No hay comentarios: