11.3.19

Concesiones para el territorio vacío: monocultivos forestales en la Galicia interior

Cualquier actuación sobre el territorio que lo use, abuse e incluso consuma, es lenta en Europa. Alimentan la literatura de Houellebecq, generan frustración populista de derechas neojesusgilista. Hablemos de Aragón.

Parece que, para ser competitivas, nuestras multinacionales con sabor a fruta tropical, o marca Francia o marca Finlandia, operan sobre materiales en forma de coltan o cosidos al bies, extraídos o pespuntados sin tantos miramientos legales. Para aprovechar los picos de mercado y las nuevas tecnologías, E = mc2 solo puede ser velocidad sin obstáculos más territorio almacén logístico.

Les va en ello su cotización. Cuando las burbujas asiáticas o calentamientos de sectores americanos, energético ruso… se hacen desde un liberalismo económico incluso comunista. Decreto-Ley y todo a babor. En menos de un año puente, gaseoducto o villas olímpicas sin declaración de impacto hormonal. Sospechan de las consecuencias de tanta velocidad para la calidad de sus propios arroces, allí entramos nosotros con las semillas y abonos que nos prescriban.

Las Castilla, Extremadura y Aragón profundo, utilizando esa política de retorno catalán a decidir con exclusiva motivación sentimental, se manifiestan. Sin embargo están empezando a surgir voces acerca de que puede que lo único que le quede en el tiempo a nuestra vecina provincia soriana sea la suerte de poder seguir viniendo a Zaragoza a trabajar o la de ir a Valladolid a estudiar, y encontrarse con una ciudad humana, completa y con recursos cuaternarios.

Desde Barcelona y su feria de movilidad, nos anuncian que nos van a meter tabletas dobladas y que la velocidad de bajar y subir contenidos aumentará hasta el infinito. Si se relaciona dicha noticia con que cada vez que se menciona la PAC parece una negociación -5.0, la ecuación es sencilla de resolver. Preferimos vivir en medios urbanos y ello va camino de convertirse incluso en necesidad, puesto que los yacimientos de empleo estarán en constante evolución tecnológica.

Me gustaría saber cuántos quedarían si se descontaran de los perceptores de subvenciones agrícolas los que no viven en casas abiertas y con humo de núcleos rurales, como se escribía en las Ordenanzas de Comunales de Vinuesa o Covaleda.

Por todo ello, es oportuno poner el acento en modelos para sostener al territorio deficitario. Pero también pueden y están surgiendo oportunidades de gestión y presiones a las que les conviene un territorio abandonado. Solamente cicatrizado por autovías que permitan ir y volver a las ciudades a los trabajadores de los sectores extractivos o consuntivos de espacios… O los pocos obreros que quedan, todos especializados en mantenimientos de robots…

Seguramente, hecho un estudio diez años después de la implantación del Grupo Guissona en Épila, constatará que una inmensa parte de su personal se desplaza diariamente por la autovía. Bueno para “Avanzar”.

En Galicia se está poniendo el acento en la dificultad de recuperar bosques autóctonos más alla de escasas islas demostrativas de cómo fue el bosque atlántico. Las repoblaciones sostenibles se llevan a cabo en áreas de por sí atractivas para el senderismo y el turismo rural. El resto, aprovechamiento forestal industrial mediante pinos y eucaliptales favorecido por la disolución de mancomunidades históricas de aprovechamiento por falta o envejecimiento de los vecinos.

¿A quiénes les conviene el Aragón vacío y saturado de corzos y jabalíes? La media montaña de Ciudad Real es paradigmática a tal efecto, una mini Tanzania dentro de Europa con escasos cultivos. Si naces actor, gay o buen dibujante allí estás bueno…

Sabemos y hemos visto, y sobre todo oído, que la propia ciudad de Zaragoza ha sido escenario para prácticas de guerra que dejan dinero cash de toda la OTAN… Pero que consumen una sexta parte de su mismo término municipal sin una ordenanza patrimonial sobre el arriendo.

La cuestión es qué hacemos con el territorio y cómo se nos compensa por la generación de cada gota de agua de calidad de lunes a jueves para pagar a nuestros médicos y maestros itinerantes. De qué manera convertimos los megavatios solares en parte de la financiación de la atención a nuestro imparable desierto poblacional.

05.03.19 Luis Iribarren



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