Aquella discoteca que nació con el nombre de Charlestón Años 20, se convirtió enseguida en un local de moda entre los jóvenes que en días laborables acudían a su sótano a beber y escuchar música, mientras se intentaba “ligar” en una discoteca donde las mujeres entraba con invitación. La sesión de tarde era en un principio de jóvenes trabajadores que acudían a divertirse, y la sesión de noche algo más adulta para terminar cenas y fiestas.
Era una sala algo pequeña comparada con las de moda de fin de semana de aquellos años, y se bajaba por unas escaleras anchas a un sótano que resultó mortal. Un incendio en su cuadro eléctrico junto a las escaleras y unos minutos de retraso en dar el aviso de incendio a las 2 de la madrugada hizo que las casi 150 personas que en esos momentos había en la sala se precipitaron todas a la vez hacia la salida provocando aplastamientos, caídas, barullos que atrapó el fuego que se propagó de forma muy rápida por los propios materiales decorativos de la discoteca, hoy todos ellos prohibidos en este tipo de locales.
En la bajadica de la Trinidad se fueron amontonando los cadáveres según los sacaban en unas imágenes terribles que nunca alcanzaron justicia, pues los responsables, uno de ellos muy conocido por ser el propietario de un reconocido restaurante en Zaragoza, se declararon insolventes que luego el juzgado sentenció fraudulenta.
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