26.7.19

Urbanismo por y para Pamplona, by Reyno de Navarra

¿Qué es hoy la ciudad de Pamplona? Grandes parques, una Ciudadela central como Jaca, el aeropuerto de Noáin al sur y fin del efecto de esa conurbación de casi 300.000 habitantes en menos de 10 kilómetros.

Mejor planificados, porque se cuenta con el agua de mejor calidad de una metrópoli en sentido moderno, española, los cinturones antiguos se han quedado cortos y la variante que antes se comportaba como la Z-3 aquí en Zaragoza, ha colapsado llena de monísimas rotondas.

Pamplona ha utilizado también mejor las riberas de sus ríos y barrancas metiéndolas en juntas de compensación para su urbanización por la gracia de la CHE. Y tiene un cinturón de interesantes municipios independientes como Burlada, Villava, Mutilva o Barañáin. Llenos de una protección oficial tan buena y con tanta calidad como la de Vitoria o más.

La ciudad luce espléndida en sus barrios viejos, fortalezas sobre el Arga y redines. Tiene un glamour Hemingway de frontón y encierro que explota. 

Conserva —como Zaragoza no lo hace— lugares con carácter hospitalario pero chic como el Hotel la Perla, el café Iruña y el propio albergue de peregrinos de San Cernin.

Es una ciudad afortunada por emplazamiento pero lacerada modo Belfast por una división social que es la política entre Navarra. Con su parte Sur Opus matizando a los míticos Donibane, Txantrea y Errotxapea del Drogas y los napar-euskaldunes.

Pero hay una visión común compartida: acerca de que Pamplona, digan lo que digan los riberanos, es la capital común del Reyno de Navarra, el de la confederación mantenida por el fascismo por foral con el resto de España.

Así equipamientos de capitalidad como el Baluarte, el museo de Historia de Navarra etc son mantenidos sin ambages por Navarra-Gobierno.

La impotencia de Aragón —no terminando el Goya— es manifiesta. Como lo es que el acceso principal del Edificio Pignatelli sea un trampantojo oculto por edificios anteriores y sedes policiales estatales. Que pesan más. Ello determina que la propia sede tenga un pequeño efecto urbanístico en la ciudad, matizado por el enorme –eso sí- que tienen las Cortes de Aragón que lo lamina. La Aljafería es un ejemplo de rehabilitación y feliz compartición de usos.

El alma de Navarra en Pamplona tampoco la aportan edificios ni funciones. Sostenimiento de vuelos ni apoyo a la logística. 
El alma de Pamplona consiste en no saturarla ni volcar todo el desarrollo industrial en ella, potenciando que las industrias consuntivas de espacio o recursos se fijen mediante planes especiales en el territorio.

Permitan la agricultura a tiempo parcial sostenida en regadíos que se puedan pagar por los agricultores, y ganaderos que invierten fuertemente en el sector porque tienen un puesto de trabajo en la industria. En realidad es lo mismo que pasa en Mequinenza, Calamocha, Ejea o Binéfar. Aragón no está tan mal si damos una vuelta por Irán.

Ello no obsta para reconocer que cualquier desarrollo o iniciativa tiene un punto friky, que en Navarra no. Eso se nota en la sostenibilidad de los proyectos de su capital.

Excelente es, de lo que hableremos, su Plan Estratégico de Comercio.
25.07 Luis Iribarren.

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