Estos sistemas contables son habituales en empresas y organismos públicos, y son generalmente lo que se conoce como “facturas en los cajones”, pero en realidad son deudas que hay que pagar en algún momento y que por muy diversos motivos no conviene imputar a un período fiscal en concreto.
A partir de estas cifras reales, que aunque hemos conocido ahora son muy bien sabidas por los técnicos contables de cada empresa u organismo en su momento correcto, es imposible creerse nada de nada, incluidas las obras prometidas o las obras negadas. Todo se hace con arreglo a lo que marca el “jefe” de los dineros, es decir el Jefe Contable de cada empresa, sea privada o pública.
Si leemos el artículo en toda su extensión aunque muy reducida del informe de la Cámara de Cuentas, vemos que el desastre es total. Y lo malo es que se ha ido convirtiendo en algo habitual en muchos organismos públicos.
A partir de estas cifras reales, que aunque hemos conocido ahora son muy bien sabidas por los técnicos contables de cada empresa u organismo en su momento correcto, es imposible creerse nada de nada, incluidas las obras prometidas o las obras negadas. Todo se hace con arreglo a lo que marca el “jefe” de los dineros, es decir el Jefe Contable de cada empresa, sea privada o pública.
Si leemos el artículo en toda su extensión aunque muy reducida del informe de la Cámara de Cuentas, vemos que el desastre es total. Y lo malo es que se ha ido convirtiendo en algo habitual en muchos organismos públicos.
Y que eso lastra año tras año, a todos los futuros Presupuestos de Departamentos, de Ayuntamientos, de cualquier actividad que se quiera realizar, con independencia de que se necesite o no. Las demoras en su realización también tienen mucho que ver con estos malísimos datos, con estas prácticas que hay que suprimir del todo.
Enseguida cualquier responsable político responde que ellos se encontraron facturas en el cajón sin contabilizar y que son las culpables del problema. Y siendo cierto, ellos también las van dejando cuando se van. No se resuelve el problema, si acaso se retrasa, se acumula, se demora sine die.
¿Y es normal que el Salud en Aragón tenga hasta 251 conceptos de nóminas diferentes para sus 32.211 efectivos?
Enseguida cualquier responsable político responde que ellos se encontraron facturas en el cajón sin contabilizar y que son las culpables del problema. Y siendo cierto, ellos también las van dejando cuando se van. No se resuelve el problema, si acaso se retrasa, se acumula, se demora sine die.
¿Y es normal que el Salud en Aragón tenga hasta 251 conceptos de nóminas diferentes para sus 32.211 efectivos?