No es posible ser Santo si antes no se han hecho milagros, es una condición indispensable, y si San Valero es, como patrón de Zaragoza un Santo, lo tiene que ser por haber hecho milagros.
Este obispo cesaraugustano y nacido de una familia noble en nuestra Zaragoza estuvo en el Concilio de Elvira allá por los inicios del siglo IV, sobre la primera décadas de ese siglo y que se celebró en la actual ciudad de Granada entonces llamada Ilíberis.
San Valero murió en el año 315 un 29 de enero, Fiesta del Patrón de Zaragoza, se cree que ya muy anciano para la época. En el juicio al que le sometió Diocleciano en Valencia por pregonar la fé cristiana, el tribunal que lo juzgó lo mandó desterrar a la localidad de Enate en el Somontano aragonés en donde falleció.
No es mucho más lo que se puede asegurar de este Santo que se cree algo tartamudo y que estuvo de obispo en Zaragoza teniendo como ayudante, alumno y diácono suyo a San Vicente Mártir.
En la Navidad del año 1170 y mediando el Rey Alfonso II para ello, su cabeza como reliquia se trajo desde la iglesia de San Vicente de Roda de Isábena hasta Zaragoza en donde todavía se venera y conserva, junto a la reliquia de un brazo que se había traído en el año 1121 y que es el que se besa envuelto en un relicario de plata cada 29 de enero en la Catedral conocida como La Seo de Zaragoza.
Pero vayamos a los milagros. En la imagen de arriba vemos la cabeza de San Valero que se lleva en presencia de un mujer endemoniada que llevaba un tiempo peleando contra un demonio que se metía por los tejados de su casa y la poseía con tremendo gritos de ambos.
Una noche la dama en cuestión, muy asustada, salió a la calle totalmente desnuda para ir hacia la catedral de Zaragoza en auxilio de su situación endemoniada, pero en donde no fue dejada entrar al ir totalmente desnuda.
Los sacristanes con permitían entrar a una dama vestida con una sola camisa abierta y aunque intentaron retenerla durante mucho tiempo al final logró entrar y se postró delante del Altar de San Valero para pedirle favor y ayuda.
En el retablo que está en el Altar Mayor de La Seo de Zaragoza podemos ver como ante la cabeza de San Valero puesta sobre una mesa de altar, el bicho, el demonio sale despavorido y huyendo del pecho de la mujer, mientras según cuentas un inmenso y tremendo hedor asqueroso inundaba toda la iglesia (por eso los presentes se tapan la boca) mientras sujetan a la mujer casi desmayada.
En el retablo que está en el Altar Mayor de La Seo de Zaragoza podemos ver como ante la cabeza de San Valero puesta sobre una mesa de altar, el bicho, el demonio sale despavorido y huyendo del pecho de la mujer, mientras según cuentas un inmenso y tremendo hedor asqueroso inundaba toda la iglesia (por eso los presentes se tapan la boca) mientras sujetan a la mujer casi desmayada.
Al fondo y arriba, a la derecha podemos ver un posible canónigo que leyendo un libro de ejercicio de exorcismo ayuda a que la reliquia de San Valero obre el milagro de la expulsión del demonio.
Antes de este milagro, San Valero en su viaje hasta Valencia —ya detenido— y ante un momento de mucha sed entre toda la comitiva, logra sacar agua de una roca con un golpe de su bastón, para que puedan beber todos los presentes, los detenidos y los guardias que los custodiaban.
Antes de este milagro, San Valero en su viaje hasta Valencia —ya detenido— y ante un momento de mucha sed entre toda la comitiva, logra sacar agua de una roca con un golpe de su bastón, para que puedan beber todos los presentes, los detenidos y los guardias que los custodiaban.
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