Era el verano del año 1901 cuando se publicaba este anuncio en la prensa zaragozana. Hoy nos parece simpático, pero en aquellos años los féretros y todo lo que rodeaba a la muerte se adquiere de forma muy distinta a la actual, sin empresas intermediarias que te ofrecen los servicios cerrados.
Esta tienda zaragozana con dos sucursales, una en el Coso Alto y otra en la calle Don Jaime nos ofrecía féretros incorruptibles. Para toda la vida. Garantizaba sólo el envoltorio, lo del interior lo ponía el cliente y ese sí, es previsible que no duraría igual de bien que el féretro. Y además eran los más baratos y los más artísticos. Todo un lujo.
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