Los partidos políticos no les pertenecen a sus dirigentes aunque crean lo contrario y confundan representar y gestionar con tomar decisiones que son claramente vitales para el futuro de toda una sociedad. Y eso es lo que está sucediendo en Zaragoza con Podemos y ZEC. Ni es de sus militantes ni mucho menos de sus dirigentes. Es de toda la sociedad y por ello cualquier decisión además de afectar a sus propios protagonistas, afecta a toda la sociedad.
Es triste e incomprensible que desde la izquierda de Zaragoza se presenten para 31 concejales un total de cuatro partidos políticos con claras posibilidades de obtener representación. Alguna papeleta más si contamos a los que es previsible que vayan a obtener menos del 5% obligatorio.
Los acuerdos no siempre son fáciles, pero parece absurdo que las personas que aspiran a gobernar una Gran Ciudad solo sean capaces de ir construyendo barreras que semana a semana van creciendo hasta ser imposibles de salvar. No es una decisión rápida y equivocada por los nervios, ha sido una serie de errores brutales de muchos meses que ha llevado definitivamente a la división entre Podemos y ZEC. ¿Y ahora?
El votante de izquierdas, que es quien aprueba o suspende, se va a encontrar con papeletas del PSOE, CHA, Podemos y ZEC (como poco) pero solo puede elegir una. Y eso puede traer resultados extraños, que sin duda van a penalizar a toda la izquierda, pero sobre todo y por deseo provocado por algunas de estas formaciones, va suponer el ninguneo de alguna de ellas.
A partir de esa inevitable realidad, surgirá un equipo de gobierno para Zaragoza que de entrada está demostrando incapacidad para entenderse entre ellos mismos. Y eso penalizará a la izquierda zaragozana. Y lo digo desde esa misma izquierda. Sabiendo que si a la sociedad la liamos y la mareamos, al final se lía y se marea.
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