A veces las paredes hablan de sus arquitectos y este es el ejemplo más efímero de Zaragoza pues hacer paredes de madera y no cuidarlas es peligroso en el tiempo. Hermosa, necesitaría unos mimos que no tiene, unos cuidados que no le damos. Va perdiendo brillo, color y futuro.
Es una pared hermosa por la que pasa el tranvía zaragozano, pero para los pocos años que tiene la vemos ajada.
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