La Fundación Santa María de Albarracín tiene ilustres patronos por contacto, dentro del Aragón exterior. Nos referimos a la importancia para la difusión de sus actos en Madrid de tener entre sus componentes o simpatizantes a Jiménez Losantos o Pizarro.
Desde luego, la localidad turolense juega en otra liga en su propia provincia. La excelencia de los actos y cursos que alberga en temporada baja, cuentan habitualmente con los mejores, supone ocupación turística de élite todo el año sin necesidad del turismo de playa ni nieve.
El eje de las exposiciones siempre tiene relación con la historia peculiar de la localidad, atrae expertos, engalana la villa, mantiene restauración de calidad en su entorno. Se complementa con la gastronomía de caza y setas, con los quesos que ocasionalmente son campeones del mundo.
La última idea fascinante en forma de exposición, que merecería una visita de propio demorada, está siendo mostrar una evolución de los instrumentos del medievo. Complemento necesario de las recreaciones históricas en que Teruel se halla sumido y especializado.
Ciudad que de seguro produciría vihuelas y lauds por la abundancia de carrascas, cedros y pinos rodenos de calidad que tenía su entorno. Según modelos que se inspiraban en códices, desde el lebaniego, o capiteles, tímpanos o dinteles románicos –pienso en Sangüesa, Tudela, San Juan de la Peña…- en que siempre se representaron músicos
El 4 de mayo se cerrará la muestra con un concierto liderado por el fascinante músico Joaquín Pardinilla, en su versión “Vivere Memento”, acompañado por la profunda y luminosa voz de María José Hernández, completado el trío por Luis Delgado, lutier de la preciosa y mencionada Urueña, Valladolid, y propietario de la colección de instrumentos medievales expuesta.
Excelente ocasión para revisitar Albarracín y tomar un vino del Bajo Aragón con queso al vino de la localidad en el Molino del Gato, viendo fluir el Guadalaviar que busca el azahar, la chufa y la alcachofa.
12.04 Luis Iribarren.
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