6.4.19

Hecho en los Pirineos 5: el legado de Carmelo Bosque

Carmelo Bosque, al frente del Lilas Pastia, es inequívoco que ha refinado y reivindicado el uso en alta cocina de los productos y sabores oscenses.

Ha tenido un impacto gastronómico semejante al del afamado Restaurante “El Sotón” de Esquedas, las escuelas de Guayente y Huesca de hostelería, la primera merece otro inequívoco homenaje, o los Restaurantes Piscis de Monzón, Cobarcho de Jaca y La Paz de Binéfar y muchos que me estoy dejando. Fogones que llenan por calidad la Huesca no vaciada. Que no lo está tanto gracias a ellos, entre muchos otros factores para vivir el presente y también el futuro.

Sí, la gastronomía es cultura. Además es nueva cultura. De ello se deduce que el Tatoo Bistro de la ciudad de Huesca y el restaurante Trasiego de Barbastro, ubicado en la sede del Museo del Vino del Somontano y con una carta de vinos deslumbrante, no van a dar el sorpasso sino complementar a Carmelo, dando necesarios relevos.

Luego está el programa Trufa-tte de la Diputación de Huesca, para que los propios oscenses conozcamos y usemos mejor nuestros alimentos.

Así, la quinta y final pata, el colofón a mi singladura de este galeón que para Aragón Norte es y será la feria que nos ocupa, es una excelente y necesaria noticia.

Siempre que los cocineros de élite, incluso en programas de enseñar cocina para VIPS, hacen pasta, rayan parmesano. Siempre que regalan premios de cocina, eligen financiar a ese centro de élite mundial que es el Basque Culinary Center.

Ya vale, usad queso de Radiquero seco o intentad maridar el de Villanúa o Tronchón… Y entonces igual no hay que manifestarse tanto… Que los sorianos hagan pasta de Soria con su queso y que no tengan ánimo de nuevo riquismo postural.

Pues bien, hay una gran noticia para Huesca. Porque hay grandes cocineros salidos humildemente de su Escuela de Niños o del especialísimo Santuario de Guayente.
Walqa va a albergar el Centro de Investigación Gastronómica de Aragón: ya dijimos que hay un enorme trabajo previo hecho del que partir. El recetario del binefarense Bardají y el mantenimiento de semillas. Tampoco es manco el surgimiento de magníficas destilerías, productores de lácteos y helados e incluso de alimentos preparados en diferentes comarcas.

Sí, porque todo tiene salida y hay visitantes. Sí, porque todo estaba perdido y se ha resurgido. Se ha trabajado en Huesca la cultura gastronómica de forma callada desde hace más de 30 años, y este lugar de excelencia que puede atraer riqueza en forma de estudiantes, no es sino una cúspide de pirámide con enorme base.

Sin mucha inversión, aprovechando lo que ya hay… Y sobre todo, comprometiendo y reconociendo a los que ya hay… No quemándoles ni envidiándolos.

Es claro y evidente que Huesca no es conocida sino en su territorio Aramón, es necesario avanzar en torno a que ese après ski tras día de descensos o meses de bajonazo lo llene la Magia de Huesca

Y comer en Bolea, en Ayerbe, en Labuerda o Alquézar siempre ha tenido un punto mágico innegable. Por la calidad de sus restaurantes. Que están adaptándose a cierta gastronomía 4.0 y con un nuevo centro de investigación que tendrán cerca a tal efecto.

02.04 Luis Iribarren.

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