21.9.19

Ideas contra la despoblación del mundo rural aragonés

Escribía ayer sobre la despoblación en Aragón, sobre el mundo rural y las actuaciones que sobre agricultura y ganadería hemos realizado en las últimas décadas, obviando otras posibilidades, como si el mundo de las pequeñas localidades no fuera capaz de ser activo ante otras posibilidades económicas y de trabajo. Y entregaba cinco primeras posibilidades de actuación. Vamos a ir desgranándolas una a una en diversas entradas.

Diversificar actividades económicas de las zonas hoy llamadas rurales.

En el siglo XXI es imposible mantener toda la actividad de vida en el mundo de las pequeñas localidades, pivotando sobre la agricultura y la ganadería clásica. Incluso el turismo como actividad que ha ido entrando poco a poco en algunas zonas se ha visto incapaz de ser motor por sí solo de una parte importante de los 365 días del año. Todo ayuda, todo sirve, pero hay que seguir trabajando para abrir nuevas posibilidades. Reflexionemos.

Una de ellas es sin duda el sector de la energía. Lo saben bien en algunas localidades y es una gran parte de nuestro futuro como territorio extenso. Energía del agua, del sol, del viento. Además de ser un sector estratégico en aumento, necesita lo que le sobra a estas localidades, espacio abierto.

Pero todo proceso de generar energía y en la transformación de esta, se requiere de un complemento muy técnico para no tener que depender —como en otros sectores— de los asesoramientos y asistencias que vengan desde “fuera”. No solo hay que “tener” sino sobre todo hay que investigar, formar, crear funciones, construir tejidos propios y asentados en el terreno que configuren toda la cooperación necesaria de ese nuevo mundo energético que se debe abrir.

Como en todos estos procesos es necesaria una gran formación y además que esta sea continua, es imprescindible dotar a las Comarcas de unidades formativas propias, de asesoramiento y reflexión, de investigación y de ideas. La energía tiene la obligación de dotar de presupuestos a estas posibilidades.

Alrededor de estas unidades de transformación económica de actividades hacia la energía, hay que dotar también a las zonas de un sector cultural, técnico, responsable, que controle comunicaciones, calidad ambiental, de servicio, de asistencia técnica, etc.

Otro sector que se debe implementar en estas localidades pequeñas es el de el teletrabajo. Cada vez más diversificado y amplio, que dote de servicios y actividad compleja y plural a un tejido poblacional muy diverso. Desde la venta al diseño, desde las traducciones a la formación a distancia, desde las consultorías a la telemedicina, desde la investigación diversa al periodismo de opinión, por poner algunos pequeños ejemplos que deben nacer desde las mismas localidades, pero con el cultivo y abono de las instituciones públicas.

Cuando hablamos de teletrabajo tenemos que hablar sin duda de las cualidades mínimas que debe tener el territorio para facilitar esos trabajos. No hay duda de que deben estar a la altura de las que ya existen en las ciudades. Velocidad y calidad de las comunicaciones pero sobre todo seguridad en su funcionamiento. Hoy en Aragón seguimos teniendo pueblos con una malísima cobertura de teléfono móvil.

Los productos propios de la zona son un complemento al turismo. En algunos casos muy importantes pero en otros no. Como lo son algunas posibilidades abiertas al arte, tanto literario como pictórico, escultórico o de grabado. Curiosamente hay algunas ciudades que pueden jugar mucho más que otras estas posibilidades para atraer a nuevos vecinos.

Otra actividad que está funcionando bien es la de servicios a la Comarca. Desde los clásicos de fontanería o albañilería, a los de medicina, panadería y comercio, servicios sociales, incluso seguridad, formación, cuidado de personas mayores o niños, educación complementaria, psicología, etc. Parte de estos servicios ya se realizan, muchas veces sin reglar o sin la completa legalidad necesaria para ayudarse entre ellos o para poderlos mejorar y potenciar.

Deben entender todas las partes implicadas que es una labor de conjunto, y que cualquier trabajo de cualquier tipo, realizado fuera de los cauces organizados, supone una pérdida de esfuerzo y de oportunidad de mejora en el desarrollo territorial. Puede ser un beneficio para la persona, pero no para los objetivos de evitar o revertir la despoblación.

Pero hay un activo no siempre bien analizado en las décadas anteriores. Es el papel de la mujer en el desarrollo del mundo rural. ¿Y si les preguntamos a ellas? Estamos analizando las opciones de olvidarnos del mundo agrícola y ganadero para potenciar nuevas actividades económicas vitales en el mundo rural. 

El papel gestor de la mujer, con una visión más pegada al territorio pero no a las actividades clásicas, puede ser fundamental.

Todas las ideas deben contar con asesoramiento, viabilidad activa, financiación mixta público privada, formación contundente y distinta, cooperativismo, empoderamiento social pero a la vez de autoestima propia. Y deben tener un tamaño asumible y sostenible, capaz de crecer con los asesoramientos públicos necesarios, y con la integración de otras actividades similares en la zona o alejados de la zona.

Para terminar por hoy quiero añadir o recordar dos pequeños toques agrarios y ganaderos que ya se están trabajando y que tal vez deberían servir para reflexionar más sobre ellos, de cara a potenciarlos. Por una parte la agricultura ecológica con muy diversas posibilidades y una comercialización cada vez más potente en el mercado exterior. En el caso de los pequeños productores deberían contar en Aragón con más posibilidades de mercados de proximidad o kilómetro Cero que curiosamente no se dan con potencia como en otras ciudades de España. Y en el caso de la ganadería explorar las posibilidades en algunas zonas amplias de la ganadería cinegética que permite riqueza económica de muy diversas posibilidades en las zona donde es posible asentarla y la creación de puestos de trabajo en diversas áreas.


Julio Puente Mateo

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