Las personas a veces trascienden sin darse cuenta, sin querer ellos, simplemente trabajando. Sí, simplemente trabajando. Por los demás, por su entorno, por su sociedad, con su tiempo, con sus ganas de estar y de escuchar, de apoyar o de empujar.
José Luis Ochoa no era más…, no era más que otras decenas de personas que en esta Zaragoza…, trabajan porque todo funcione un poco mejor. Era imposible que desde el barrio de La Jota no se supiera quien era Ochoa.
Por eso está aquí, no por José Luis como persona, sino por las decenas de personas que como él, trabajan felices por hacer felices a otros.
Personas escondidas, anónimas para todos menos para los que están a su lado, simplemente personas buenas.
Julio Puente
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