Hace unas décadas no era fácil tener imágenes a color, e incluso las postales de recuerdos eran impresas en tipografía a dos colores en el mejor de los casos. Se vendían en pequeñas libretitas de una docena de postales diferentes, que podías arrancar pues iban perforadas en un lateral, para poderlas mandar a tus amistades. No existían redes sociales.
Aquellos libritos en muchas ocasiones, se compraban para guardarlos, como recuerdo del viaje, del lugar visitado. Y hoy siguen representando una excelente manera de recordar viejos tiempos. En Zaragoza estaba Ediciones Arribas que era de las más importantes de España en realizar postales.
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