4.1.19

Aragón y música: Cárcavas de Morata de Jiloca con música de Jayhawks

Nos envía Rosa Anía una singular colección de rosadas de caminos de aproximación y magníficas fotos de las cárcavas de Morata de Jiloca. Con una luz resonante y estridente de fondo.

Las cárcavas son unos bad-lands semejantes a los glacis fracturados por el hielo de la canal de Berdún de fondo marino calizo. Pero con textura, edafología y colores cambiados. Rojo arcillosos. En breve espacio reproducen las del Toadstood Park de Nebraska, que producen una serena fascinación ibérica.

En el caso de Morata, es la influencia del cierzo la que crea una falta impresión de erosión por causa de deforestación que no es real. Es una mera fracturación y desgaste geológico que permite ahorrarse las 14 horas de desplazamiento a Tucson o Phoenix y, desde allí, acercarse en 3 horas de pick-up hasta Flagstaff o el Monumental Valley, inmortalizado por John Ford en cinemascope posterizado que ya está a nuestro alcance.

Cual de si John Wayne se tratara, la mirada de Rosa se posó en mañana nítida de superación de la niebla sobre estas catedrales gaudinianas, sobre estas mezquitas naturales de Mali de la misma tierra de la que se hicieron bloques de adobe para los núcleos de fundación árabe del cauce bajo y fértil del Jiloca.

La recomendación musical ante semejante escenario de rojos y ocres contra luz nítida y pura, sería acercarse desde Calatayud hasta Villafeliche preparando el impacto, mediante una audición reposada de los Jayhawks (los halcones o milanos… que circunnavegan este tipo de paisajes).

Son unos músicos catalogados dentro de lo que se denomina country alternativo que van como anillo al dedo para recorrer la Comunidad de Calatayud y sus tierras antiguas.

Llevan desde los 80 dando guerra y, vistos desde un año como el pasado cone tantas y tan buenas producciones de guitarreras mujeres, su pureza estilística y el oficio a las Fender y Gibson de Gary Louris merece un merecido homenaje.

Desde Minneapolis esparciendo flores de colza y lúpulo, corazón musical diverso en que se amalgaman Prince, Dylan y tantos… Es muy recomendable oír sus versiones acústicas donde dejan correr los instrumentos con una precisión de cirujano pero una ilusión de colono con dos vacas parturientas, en melodías redondas y henchidas de vida que también podrían hacer bailar a los primeros colonos de Minnesota.

Feliz año, - 03.01.19 Luis Iribarren

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