Durante varias décadas del viejo siglo los lunes no había diarios con su cabeceras, y todos ellos unidos a través de la Asociación de la Prensa editaban los lunes lo que se llamaba Hoja del Lunes, para que descansaran el resto de redacciones el domingo. Eran un poco el refrito de noticias viejas y una portada que sí se hacía de urgencia para el mismo lunes donde aparecían las noticias más importantes si lo eran de verdad, y los resultados deportivos.
Las tardes y noches de los domingos los periodistas de guardia trabajaban en Zaragoza en los talleres de El Noticiero que estaban en el Coso, para que las mañana del lunes pudiera salir la Hoja del Lunes como único medio de información junto a las radios, ya que por entonces no existía ni la televisión.
Tampoco existían imágenes digitales ni sistemas rápidos para poder convertir las imágenes en métodos de impresión y todo se hacía o bien aprovechando imágenes viejas, o a través del teletipos y telefotos (imágenes que llegaban por teléfono desde las agencias casi siempre internacionales en escala de grises) o con clichés de zinc para las imágenes deportivas, sobre todo de fútbol.
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