En Aragón tenemos al Dios Moncayo, la frontera más hermosa con los hermanos sorianos. El fabricante de Cierzo, el hacedor del fresco, la figura tumbada que vigila a Zaragoza para que no nos escapemos. Creo que incluso la Castilla más aragonesa no podría existir sin el Moncayo, pues creo que les sirvió para marcas distancias y defensas. Para no ser tierras de Aragón. O para que Aragón no fuera nunca castellana. Nota.: Imagen de Luis Iribarren
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