Y eso sí, los Presupuestos de Aragón y de Zaragoza sin aprobar como si esto no fuera importante para los aragoneses y zaragozanos.
Es posible que —los políticos los primeros— nos preguntemos por los motivos de la desafección social de todas estar personas que no entienden nada de lo que sucede. Los que odian como enfermedad —desde ambos extremos— esos lo tienen mejor pues como odian se desahogan. Los que no odiamos simplemente nos hundimos en la miseria mental y vamos cogiendo rabia y a veces incluso miedo.
La incapacidad ya no es patrimonio de los incapaces. Ahora lo es también de los que intentan defenderse atacando. En ajedrez me enseñaron a tener siempre varias jugadas en mente, pero nunca que lo mejor para ganar era joder al contrario con malas artes y mucho menos intentar dar un puñetazo en la mesa para que se cayeran las piezas. Pero eran otros tiempos, claro.
Como advierte OPS —hoy El Roto— en esta viñeta de 1970. “El último que ponga la losa”. Y el resto seguiremos avanzando como borregos y en fila india hacia el futuro vacío donde nos espera la nada. Y seguiremos preguntándonos qué hemos hecho mal.
Es posible que —los políticos los primeros— nos preguntemos por los motivos de la desafección social de todas estar personas que no entienden nada de lo que sucede. Los que odian como enfermedad —desde ambos extremos— esos lo tienen mejor pues como odian se desahogan. Los que no odiamos simplemente nos hundimos en la miseria mental y vamos cogiendo rabia y a veces incluso miedo.
La incapacidad ya no es patrimonio de los incapaces. Ahora lo es también de los que intentan defenderse atacando. En ajedrez me enseñaron a tener siempre varias jugadas en mente, pero nunca que lo mejor para ganar era joder al contrario con malas artes y mucho menos intentar dar un puñetazo en la mesa para que se cayeran las piezas. Pero eran otros tiempos, claro.
Como advierte OPS —hoy El Roto— en esta viñeta de 1970. “El último que ponga la losa”. Y el resto seguiremos avanzando como borregos y en fila india hacia el futuro vacío donde nos espera la nada. Y seguiremos preguntándonos qué hemos hecho mal.
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