23.2.19

Contra la despoblación de Aragón más economía diferente

No es descubrir nada nueva que el Aragón rural se nos está vaciando y que todas las políticas emprendidas para resolver la despoblación han sido un fracaso. Y admito de entrada que este problema es tremendo y complicadísimo de resolver, para que nadie acuse de trivial mi postura ante un tremendo drama para Aragón. Y es un enorme problema, pero de momento…, pues el futuro está sin escribir.

La despoblación en Aragón afecta a dos sectores claramente distintos. Por una parte a las personas que viven todavía en esas zonas y por otra parte a la economía del territorio y a las posibilidades de convivir con enormes parcelas de espacio vacío. Ambos problemas siendo distintos requiere decisiones políticas muy diferentes. Incluso en el tiempo, aunque ambas deben ser acometidas con urgencia.

Durante décadas hemos cometido el gran error de llenar de presuntas soluciones a las zonas con el problema de la despoblación sobre sus cabezas, a base de servicios que asemejaran los que tienen las ciudades. Piscinas públicas, pabellones deportivos, parques, centros de convivencias, etc. El territorio vacío necesita sobre todo VIDA ECONÓMICA Y LABORAL que sirva para vivir bien.

Un claro error es emplear el ladrillo como atenuante. Casi nunca se logró llenar las zonas deprimidas de futuro a medio plazo de nuevas empresas que crearan diferentes puestos de trabajo, de servicios tecnológicos que permitieran nuevas economías productivas, de mucha más formación de calidad, de apoyos reales a la agroalimentación secundaria, de mejores comunicación o incluso de planificación territorial para ver qué se debía potenciar y que estaba ya condenado al abandono poblacional en pocas décadas, etc. 

No es ninguna solución en el medio plazo pensar en los fines de semana o en los meses de verano como atenuante al problema. Eso sirve un par de décadas, luego ya no sirve de nada.

Hoy la despoblación tiene peor solución que hace dos décadas, al no tomarse las medidas oportunas. Y lo que parecía un problema de ciertas zonas de Aragón se ha trasladado como era lógico a poco que se hubiera analizado el problema en profundidad a ser un problema primero de todo Aragón y ya de toda España, pues no podemos permitirnos un interior seco, desértico, insoportable por costes, insostenible para cualquier país.

En estos momentos hay 40 provincias con pérdida de población 
casi constante. Ya no es una marcha desde zonas rurales pequeñas hacia las cabeceras comarcales o incluso hacia sus capitales de provincia. Ahora las personas se van a ciudades grandes abandonando totalmente sus espacios vitales. Casi no existe natalidad, el envejecimiento es dramático, la actividad agraria decae, se pierden servicios básicos en las zonas y el empobrecimiento económico de amplias zonas se expande.

Zonas de la España interior, de la agricultura de secano, de la pérdida de la minería, de la baja industrialización o de la incapacidad para convertirse en reclamo turístico. Se calcula que todo núcleo poblacional que no tenga en estos momentos 1.000 o menos habitantes, están en muy serio riesgo de una desaparición progresiva al que no sabemos encontrar solución.

Nuevas actividades agrarias o ganaderas con más valor añadido y acompañadas de actividades transformadoras parece una de las posibles soluciones si todavía hay tiempo de actuar. Analizar posibles salidas turísticas diferentes si las zonas lo permiten con actividades complementarias, reindustrializar espacios, crear nuevas economías tecnológicas que no dependan de estar incluidas en grandes centros urbanos, y sobre todo posibilitar la vida en estas zonas dotando de recursos económicos atractivos a las actividades que se pueden realizar con apoyos fiscales a quien decida instalarse de forma productiva real (y no ficticia) en las zonas despobladas. 

Un ejemplo menor pero que está funcionando es la nueva industria trufera en parte del Aragón vacío

Ejemplos como este hay que buscarlos en todo tipo de actividad económica, industrial o agroalimentaria y tras formarse en su producción de alta calidad dentro del nuevo servicio que se decida realizar,  —intentando siempre ser el mejor— introducirlo como abono en el Aragón casi vacío. 


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