Podríamos decir que este es el punto de salida de una Zaragoza que parecía despegar, crecer en calidad, estar en donde debía estar. Pero aquello fue un sueño que duró tres meses y que ahora ya no queda ni en el recuerdo de la mayoría. Hoy lo que vemos es un desierto para pasear.
Hay pasado 15 años desde aquella Zaragoza que estaba en el mundo.
Si repasamos las visitas recibidas podemos estar seguros de que así fue y que en Zaragoza se abría la opción de hablar del Agua y del Desarrollo Sostenible, hace 15 años, cuando todo el asunto del Cambio Climático empezaba a ser preocupante.
Hoy Zaragoza duerme.
Descansa de aquellos intentos. No hemos sabido aprovecharlos. Entre todos. No hay un culpable neto, aunque hay varios más responsables que la mayoría.
Una ocasión perdida de las que hay muy pocas en un siglo, para poner a Zaragoza como capital de la España interior, de la España del Noreste, como ciudad para reflexionar sobre el agua, el medio ambiente, el desarrollo sostenible.
No tendremos otra como esta hasta dentro de muchas décadas.
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