La arquitectura en las ciudades, aunque a menudo pasa desapercibida como una forma de arte, juega un papel fundamental en la transformación de vidas y entornos. Criticamos la arquitectura sin comprender plenamente sus motivaciones, limitándonos a evaluaciones superficiales.
La arquitectura no solo modifica paisajes urbanos, sino que también tiene un impacto significativo en las personas cercanas. Este cambio puede ser difícil de aceptar y comprender.
Tomemos como ejemplo Zaragoza.
Sin buscar respuestas, solo planteando preguntas.
La Expo 2008 transformó dos barrios completos: el ACTUR y la Almozara. No solo introdujo nuevas salidas y entradas a los barrios, sino también puentes y comunicaciones inexistentes anteriormente o en peores condiciones. Además y por ello, generó cambios significativos en la vida de las personas en esos barrios.
¿Solo la Expo 2008 cambio Zaragoza? No. Lo efímero fueron tres meses de Expo 2008; lo perdurable es la arquitectura urbana que queda si se sabe utilizar.
Esto es lo que realmente cambia la vida de las personas en su proximidad. Y en Zaragoza no hemos sido muy duchos a la hora de aprovechar aquellos cambios.
La arquitectura no solo afecta la estética; influye en economías, mercados inmobiliarios, zonas de recreo, servicios públicos, paisajes y, quizás levemente, el clima. Sin duda, también altera el tejido comercial y social.
Bilbao es un ejemplo destacado, donde un solo edificio transformó la ciudad. Cambió Bilbao alrededor de un Museo pero no se quedó solo en eso, quiso seguir cambiando la ciudad a través de un punto, de un eje concreto.
En contraste, los errores tácticos en el desarrollo del antiguo Matadero de Zaragoza en los años 80, evidenciaron que una decisión equivocada puede no ser suficiente para transformar un barrio. Ni Montemolín ni Las Fuentes supieron, pudieron, beneficiarse de una transformación vital de importancia con el Matadero como gran espacio público, como nueva Plaza Pública.
Estuve en aquellos meses de reflexiones sobre qué hacer con aquel inmenso edificios, espacio nuevo rehabilitado, y las ideas fueron muchas y casi todas las complejas y osadas se quedaron en el papel.
La arquitectura es un arte transformador, ya sea mediante cambios audaces o un acompañamiento sutil de espacios y edificios. Cada año, en numerosas ciudades, se toman decisiones que pueden modificar barrios enteros.
Aquellos que se atreven pueden fracasar, pero sin duda transforman las vidas de las personas y los entornos.
Ajovín
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