En todas las localidades medianas o grandes, también en Zaragoza, las personas que le dan personalidad y vida son imprescindibles para diferenciar unas ciudades de otras y para que sus visitantes guarden en la retina una imagen distinta y personal. Diríamos que son una seña de identidad, una alegría urbana.
Zaragoza es ciudad de gentes, de acogida, de muestra, de compartir. De turismo, y por su tamaño, también de vida urbana que a veces hay que animar con personas que ponen vida y música, color y presencia para crear pequeños sueños.
Aquí os enseño a una animadora cultural que además de hacer sonreír, entretiene, que muestra una imagen de la ciudad de Zaragoza distinta para todos aquellos que nos visitan.
No siempre están haciendo su trabajo —sólo en días festivos—, aunque Zaragoza sí que necesita aumentar sus posibilidades, pues somos una ciudad que necesita mejorar y mucho sus posibilidades de compartir su cultura e historia y aumentar sus servicios turísticos y culturales.
No siempre están haciendo su trabajo —sólo en días festivos—, aunque Zaragoza sí que necesita aumentar sus posibilidades, pues somos una ciudad que necesita mejorar y mucho sus posibilidades de compartir su cultura e historia y aumentar sus servicios turísticos y culturales.
Poco a poco, nos dicen desde las alturas municipales, pero mientras tanto seguimos sin despegar. Otras ciudades la utilización de animadores de calle es más común que en Zaragoza.
Las personas zaragozanas que nos vayamos encontrando con nuestra cámara fotográfica son sin duda el alma de una ciudad viva, que se mueve por sus gentes, por tí.
Las personas zaragozanas que nos vayamos encontrando con nuestra cámara fotográfica son sin duda el alma de una ciudad viva, que se mueve por sus gentes, por tí.
Sin los trabajos de algunas de ellas, sin las presencias de otras, sin la realidad a veces dura de las menos, las ciudades serían un montón de ladrillos bien dispuestos.
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