Que venga pronto la primavera. Que escampen las boiras de este invierno que nos tienen a todos aletargados. Que salga el sol a ver si el buen tiempo nos despierta y, con más luz, somos capaces de ver gobiernos preocupados por la gente sin oportunidades en lugar de destituir a los fiscales que luchan contra quienes se enriquecen a costa del erario público.
Una primavera que traiga una justicia justa que sea de verdad, igual para todos; que nos ofrezca un gobierno aragonés estable, capaz de llegar acuerdos de compromiso para crear futuro, en donde se queden fuera los personalismos personales y partidistas de quienes ni comen ni dejan comer porque la sociedad aragonesa, sin presupuestos, permanece maniatada y sin expectativas, salvo alguna alegría por parte de la iniciativa privada. Una primavera para el ayuntamiento zaragozano, en donde el alcalde ejerza de alcalde y tenga mando en plaza en lugar de delegar todo a su lugarteniente en Cubero.
Como lo importante es lo que se cumple y no lo que se promete, ahora ponen palos en las ruedas para que el carro no ande, utilizando a su antojo la municipalización del servicio de información 010.
Y en esta declaración de deseos, no quiero olvidarme del sufridor zaragocista que asiste atónito a una representación semanal del peor Real Zaragoza. Estos sufridos aficionados mantienen la esperanza de la recuperación en cada partido a pesar de tantos avatares. Alguien dijo que se puede cambiar de mujer o de hombre, de partido político o religión, pero nunca de equipo de fútbol. Ojalá llegue ya la ansiada primavera para todos .
Daniel Gallardo Marin
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