16.8.19

Las palomas se refugian en las islas del Ebro. Es una señal

Zaragoza cada vez tiene a menos gente que la escriba. Parece que sí, pero en pluralidad es que no. Toca ahora admitir que se quiere imponer el silencio, la calma, la inanición. Es lógico por otra parte. El Silencio de los Corderos va bien a quien le va bien. Las palomas se refugian en las islas del Ebro, fuera de la mirada de los zaragozanos, de los que ya no se fían. Es una señal.

Hemos entrado en los años del NO. NO al tranvía, a la peatonalización pendiente, a la Cota Cero, a sacar los coches de las calles, no a todo lo que pueda oler a progresía. Y en cambio SÍ a reunirse con los obispos o con el Real Zaragoza, que ya tiene bemoles que los tenga que incluir en el mismo párrafo.

Los enemigos de Zaragoza son todos zaragozanos, lo cual es una gran desventaja pues conocen bien las cloacas de la ciudad. Los vecinos que van creciendo simplemente hacen lo que deben. Se nos separan, nos van ganando pero es porque nosotros nos quedamos atrás.

Menos mal que nuestra Universidad ha logrado estar entre las 500 mejores en la reconocida Lista de Shanghái pero no por sus méritos sino por tener esta vez entre sus investigadores al nutricionista Luis Alberto Moreno.

Lo importante son las personas, el trabajo de las personas, el saber confiar el mundo de las ideas a los que de verdad quieren innovar y trabajar duro por el lugar sobre el que se asientan. El día que este investigador se vaya de la Universidad de Zaragoza volveremos a caer. No aprenderemos nunca. Felicidades Luis Alberto.

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