29.8.19

Teruel, Zaragoza y los ocasos que pueden traer amaneceres

Nos manda este atardecer zaragozano nuestro colaborador Luis Iribarren para advertirnos que hay que convivir con rasmia y a la expectativa de lo que pueda ser capaz Zaragoza y Aragón de lograr en el futuro, avisando que ocultarse es una nefasta práctica. Para rematar la imagen nuestro otro colaborador Jorge Marqueta advierte que un atardecer puede ser también un ocaso. Y nos deja entrever que lo que podemos creer que es hermoso puede ser el final de algo importante, que hay que estar siempre atentos a lo que viene cuando se apagan las luces.

Zaragoza se merece todo. Aragón se merece que lo mimen y lo cuiden, lo empujen hacia arriba. Pero es complicado entender esto. Y mucho más lograr que lo admitan.

Ayer mi hijo me dió una alegría. Podría haberse ido a trabajar al Reino Unido de Profesor, pero al final ha elegido TERUEL. Es el primer caso en este año que observo a un aragonés que en vez de irse “fuera” se queda “dentro”. 


Hace unas semanas hablaba de una casi hija que se nos iba a Huelva, o de varios aragoneses jóvenes que se iban repartidos por fuera de Aragón. El mío se va a Teruel, con dos… con muchas ganas y muy contento. “Hay pa too”.

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