Falta trabajo, sobre todo falta trabajo en ese mercado ilegal donde cabían muchas personas sin declarar, en una regulación social en la que España ha mirado hacia otro lado.
Solo en Zaragoza se ha duplicado el montante y el número de personas que han solicitado ayudas para la alimentación. De casi 14.000 a más de 26.000 solicitudes con un año de diferencia. Casi el 90% para ayudas en alimentación.
A su vez los asentamientos de familias sin hogar han crecido y en estos momentos se calcula en unas 300 personas el número de ciudadanos de todas las edades que viven fuera de un hogar en Zaragoza, en campos, puentes, espacios urbanos semi abandonados o en zonas retiradas de algunos parques. En caravanas, en coches, en casetas indignas, viviendo de la caridad más extrema.
El número de personas que vivían en la calle en Zaragoza había bajado en los últimos años pues superó en 2010 los 350 ciudadanos, y también ahora hay más espacios para su atención bajo techo pero que no son capaces de atender la alta demanda.
Este problema existía ya en otras ciudades con un número excesivo sin poderlo controlar, e incluso en el mismo Madrid donde dormían todas las noches decenas de personas entre cartones en la misma Plaza mayor, han sido expulsados por el incremento después de varios años de permisividad, y se han ido repartiendo por los barrios de Madrid.
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