En el exterior de la ermita románica de la Virgen de Izarbe, muy cerca de Anzánigo, podemos contemplar esta pequeña cruz en su exterior, en la verja que cierra una de la ventanas, que siendo un detalle menor, personalmente siempre me ha gustado ir a verla al menos una vez al año.
Es un paseo agradable y un descanso para los sentidos. Si vais a ver la ermita, está cerrada, pero el paseo sí merece la pena. Y si queréis visitar su interior tendréis que pedir la llave en Anzánigo, y os pedirán alguna identificación.
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