2.12.19

La XI Asambleya de CHA es un reto para Aragón. Salga el color que salga

Como continuación a la anterior entrada sobre CHA y a petición de algún compañero, entro a saco a dar mi opinión NO VALIDA sobre los nombres del recambio que necesita CHA en estos momentos.

Cerrar una empresa es un trabajo moral terrible que te pesa durante toda tu vida. Por eso hay que agarrarse a la vida como sea, orillando para dejar nuevos espacios, cambiando de producción o de clientes, intentando transmitir optimismo, apelando al coraje, cambiando de médico y de medicación. Pero yo había venido aquí para hablar de CHA o no de empresas. Voy a rectificar.
No hay persona que haya dirigido algo que no se sienta responsable de su futuro aunque él ya no esté al mando, diga lo que diga cuando se exprese, lo intente difuminar o disimular ante los que le escuchan. El dolor siempre acompaña en el silencio de la almohada. Por eso ver morir siendo el hijo mayor siempre representa un dolor añadido a la muerte que dura muchos años, pues es también el vacío responsable.

Vale, que sí, que ya entro a hablar de CHA. Que han sido lapsus mentales casi enfermos

Yo qué sé a cuenta de qué.

El futuro de las organizaciones políticas que se tengan que recambiar en estos tiempos raros tienen que saber valorar precisamente eso, que hoy todo dura mucho menos, que hoy hay que buscar soluciones a problemas que incluso no están todavía planteados. 

Es un reto tremendo para cualquier organización como CHA encarar modificaciones que necesitan una reforma en su organización al cambiar varios de sus dirigentes más reconocidos. Y eso lo sabemos bien los que hemos estado dentro.

No se puede hacer retoques de maquillaje, hay que lavar bien toda la cara y empezar por elegir color, sexo del personaje, tipo de traje, una nueva mirada y otra sonrisa, un excelente libreto y un buen elenco de personajes secundarios. Empieza una obra nueva.

Yo de protagonista elegiría a una dama con coraje, atrevida, activa, madura y peleada en guerras, que venga llorada de casa para que no tiemble ante el libreto, con una capacidad de hacer reparto que asombre a los más curtidos.

Para la contrarréplica zaragozana volvería a elegir a otra mujer, en este caso más joven y alegre, con una capacidad de trabajo inmenso, menos dura y más suave, con una cabeza a prueba de pruebas, que fuera capaz de exigir un equipo propio para salir a la guerra. A ser posible no muy conocida para que produzca respeto de expectativa.

De Coroneles pondría a una mezcla de juventud formada en la calle y de madurez agostada por las batallas pero no de seguir empujando, nuevos peleadores con mando en Plaza que entiendas y mucho de Comandantes y de Capitanes, de Sargentos y de Cabos Furrieles

Para evitar dudas entre amigos y conocidos que me leen, como bien ya saben ellos yo no quiero ser Coronel, pero no me importaría nada ser Cabo de los secundarios con destino en mi casa. Ahora en estos últimos años… creo que a veces y hasta hace unos meses era entre Sargento y a veces Teniente. Prohibido sonreír. 

Una pregunta: ¿Los cabos son los que asaltan con la bandera señalando el camino o con las granadas de mano haciendo huecos? Digo en las películas.

Vuelvo a lo serio. No hablo de sexos ni de edades a la hora de elegir Coroneles. La juventud formada e informada puede haber nacido en 1940 y los maduros agostados en el 2000. No, no, los jóvenes ya agostados no me interesan. Los jóvenes tienen que ser comedores de osadías con salsa de calle.

Julio Puente Mateo - Ajovín

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