El Real Zaragoza como equipo de fútbol masculino es mucho más que un equipo de jugar al fútbol y entretener al personal. Es un icono de una ciudad, aunque no sea sencillo entender por parte de todos esto que digo. Todas las sociedades necesitan tener sus propios iconos, y a falta de mejores complementos, el Real Zaragoza es uno de los pocos iconos que tiene Zaragoza.
Así que sus tribulaciones, sus errores, sus muchos años escondido en una Categoría que no le correspondería por tamaño de su Icono, afectan y mucho a la temperatura de una ciudad, lo entendamos o no lo que no creemos en el poder del deporte como motor de sociedades. Ya iré cambiando.
Pero eso no me evita entender qué sucede y utilizando similitudes con otros espacios de la vida empresarial y social, intentar comprender el problema.
Que a un partido de un deporte en una ciudad como Zaragoza acudan más de 21.000 personas a pagar su entrada para ve a su equipo con el Oviedo y en Segunda división, cuando en la ciudad había fiestas y decenas de espacios festivos para disfrutar, es de consideración suficiente para poner en valor la situación.
El Real Zaragoza está en su décimo año en Segunda División con unas reglas que castigan claramente a quien está allí asentado durante años. Ese es un problema del que es complicado salir de forma sencilla.
Los cambios de Propiedad, son numerosísimos cambios de entrenador o de jugadores, son una muestra de los errores, de lo complicado que resulta salir y sobre todo de lo difícil que resulta crear una estructura que sea capaz de soportar la creación de un EQUIPO.
Creo que son ya 16 entrenadores diferentes los que lleva en estas 10 Temporadas. Un numero brutal para asentar modelo, para crear y unir equipo de profesionales, para tener la paciencia suficiente pensando en un proyecto capaz.
Pasan gladiadores y saben que su paso es temporal, entran, salen, dependen de no saben bien qué, cambian dueños, alcaldes, jugadores, pero no cambian los aficionados, lo cual es algo complicado de entender. En cualquier sociedad "los clientes" ya habrían abandonado a "su empresa" de servicios.
Pero parece que en Zaragoza somos fieles a nuestras decisiones y apoyos, aunque nos quejemos antes que nadie. Solo con la boca del grito.
Ahora en octubre 2022 estamos otra vez en un punto de renovación de proyecto.
Llevamos 10 partidos malos, en otra situación urgente si no queremos otra vez aumentar los 10 años en Segunda División, y con pocas capacidades de encontrar soluciones, pues los dineros marcan los futuros.
Sin duda hay que recurrir a lo fácil, cuando los difícil es muy complicado.
Es necesario cambiar otra vez de entrenador.
Pero con calma, pensando en la campaña 2023/2024 y ya no en esta en la que no será sencillo —venga quien venga— en poder salir del infierno de categoría. Hay que crear lentamente ilusión, y a ser posible hay que dotar a la figura del Entrenador de pegamento aragonés para que ese respeto sea fácil de conseguir.
Hay que fichar a un buen profesional, posiblemente caro, y hay que darle un poder que no tienen otros puestos similares, para que pueda construir con calma y sabiendo comunicar, lo que necesita la ciudad de Zaragoza.
Ajovín
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