Lo curioso es que cuando estas candidaturas han gestionado poder, tanto el PAR como CHA, en apariencia lo han hecho bien para su Zaragoza y su electorado. Pero las caídas del aragonesismo es constante y su capacidad para levantarse de su suelo electoral muy bajo.
Por una parte los medios de comunicación no han apoyado en las dos últimas décadas y en nada a ninguna de estas dos opciones. Parecen todos los medios asentados en el bipartidismo imperfecto o en la ideología partida por dos. No se quiere hablar más que de dos partidos, y si acaso y casi por obligación de clientes, bocetos o notas del resto, no siempre en clave positiva. Esto está agravado en el caso de CHA pues además de aragonesista es de izquierdas. Dos pecados en uno.
Por otra parte en gran número de ciudadanos creen que el Voto en Positivo o el Voto Útil se da cuando se deposita la papeleta en uno de los dos grandes conocidos. Esto lo saben muy bien los grandes y juegan a buscar la presunta responsabilidad del votante defendiendo que es mucho mejor lo grande y conocido, que lo nuevo y por conocer.
La intelectualidad zaragozana es muy proclive a escapar a Madrid, a dejarse llevar por “los grandes” o por “el silencio”… no se vayan a contagiar y sean etiquetados de perdedores.
Hay un componente curioso y callado. El ruralismo imperante en todos los estamentos de Aragón hace que la ciudad de Zaragoza en los todos los partidos políticos tenga un componente muy muy —¿he dicho MUY?— inferior a lo que corresponde a nuestra ciudad. No hay debates, no hay movimientos suficientes, no hay tampoco candidaturas con tirón de excelencia.
Y esto sucede más en los dos partidos aragonesistas, CHA y PAR, donde excesivas personas de Zaragoza ciudad se escapan de las candidaturas municipalistas para englobar candidaturas orgánicas o electorales de “todo” Aragón.
La suma de todos estos componentes expuestos hace que Aragón se esté convirtiendo en una Soria, una Guadalajara, una Cuenca o un Albacete pero en muy grande. Para nada en una Navarra, una Lérida o Tarragona, una Valencia o Sevilla. Creo que todo esto, como sociedad, nos da exactamente igual… lo cual es de respetar. Pero como poco lo debemos saber.
La suma de todos estos componentes expuestos hace que Aragón se esté convirtiendo en una Soria, una Guadalajara, una Cuenca o un Albacete pero en muy grande. Para nada en una Navarra, una Lérida o Tarragona, una Valencia o Sevilla. Creo que todo esto, como sociedad, nos da exactamente igual… lo cual es de respetar. Pero como poco lo debemos saber.