El espectáculo de una Zaragoza que se vende o se compra, se ningunea o se pone en el hilo de la ingobernabilidad y siempre desde Madrid, como un elemento más del mercadeo político, es como poco triste y doloroso. Si malos de solemnidad en la gestión eran algunas gentes de ZEC, peligroso está sabiendo el recambio, hasta que hoy por fin se delimite nuestra incapacidad para tener una ciudad “normal”.
Lo único claro es que la ingobernabilidad será otra vez el dato claro de los próximos cuatro años de Zaragoza. ¿Con qué mayorías se va a poder gobernar? Las sorpresas saltarán esta mañana en Zaragoza. ¿Merecerán la ocasión o seguirán siendo un aquí te compro y aquí te vendo?