En la Zaragoza escondida te puedes encontrar en plena calle céntrica a un señor que desde una pared te está mirando con cara de pocos amigos. En este caso y desde esta fachada no te está mirando un señor barbudo, sino muchos señores barbudos, todos idénticos; y te puedo asegurar que están muy cabreados con lo que están haciendo en sus interiores, en sus fachadas.
Así que cuando por Zaragoza te los encuentres pegados a una fachada céntrica, pasa de largo y no te los quedes mirando. Que igual escupen. Por lo demás, y como siempre, somos muy amigos de los turistas en la Zaragoza que se deja querer.
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