Acabadas las Fiestas de San Lorenzo de 2022, las recuperadas, traigo al blog esta maravilla posiblemente árabe, las famosos Castañas de Huesca, simplemente mazapán con una cobertura de caramelo. Sencillo, antiguo, típico, casi histórico.
Ahora es habitual disponer de muy buenas pastelerías oscenses y de productos novedosos o no tanto, de excelente calidad.
Hay una fábrica de bombones y de dulces en Huesca que está a la altura de cualquier fábrica de Bélgica. Podríamos hablar de la pastelería Loa, pero sin olvidar ni a Ascaso ni a Tolosana.
Huesca es pues una ciudad laminera.
Mis primeras Castañas de Huesca eran de Huesca, del Coso oscense, de cuando yo era niño. Un producto que parecía sencillo y que era caro por entonces. En Zaragoza se vendían en una pastelería oscense que había en el Coso Bajo, enfrente de los baños judíos.
Hablo de hace más de 50 años, todo una vida. Hoy es ya producto de las grandes pastelerías oscenses asentadas en Zaragoza.
No todas son iguales pues es imprescindible que estén hechas de hace poco tiempo para que el caramelo cruja al meterlas en boca, y además es bueno saber que ese caramelo a veces se hace siempre con azúcar pero con unas gotas de limón y otras veces con un poco de chocolate para que quede más sabroso y oscuro.
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