8.8.22

DAFO de Aragón y de la provincia de Huesca


Es una enorme emoción escribir para Huesca ciudad y provincia desde un nuevo medio necesario al que se le ha dado a luz con cesárea. Con seguridad que con tono siempre verde albahaca he venido escribiendo regularmente en otros medios zaragozanos. Para que, por poner un ejemplo, se intente saturar la brecha de conocimiento y convivencia oscense y turolense, tierra repoblada por navarros.


Me presento: me llamo como mi casa, Luis de Terreta, aunque tengo otro nombre administrativo.

Soy un vecino del occidente oscense jacetano cada vez más hundido en mis raíces reticulares, lo que no obsta para que adore ir a la capital oscense. Como, y simultáneamente, me dedico en mi día a día a sufrir y amar Zaragoza del mismo modo que algunos de los mayores conocedores del Alto Aragón que conozco lo hacen desde el Centro Aragonés de Barcelona. No en vano ubicado en la calle Joaquín Costa.

Zaragoza tiene una impronta áspera por su carácter de antigua ciudad industrial maniobrera que hoy es una ciudad de reponedores que se extiende casi por treinta kilómetros como veíamos que lo hacían las americanas en las series como “Con Ocho Basta” o así se divisaba desde la azotea de “Harry el Sucio” a la conurbación de San Francisco. Hoy es una ciudad logística y de servicios, no tanto como otras, por ser cruce de caminos de cómodo desplazamiento en AVE.

Ello no obsta, que no se engañen el resto de ciudades aragonesas, a que lo mejor de su producción universitaria no encuentre hueco a veces ni siquiera en Madrid, que cualquier cómico o presentadora del tiempo simplemente apañau cuando no genial como Coronas, se vaya a Madrid. Y lo haga también con una pata Pecker entre Barcelona y Nueno, estirando su salto de Rolando.

Representativa, eso sí, de un imaginario aragonés demasiado baturro aún hoy (el de Raquel Meller, Fleta o Martínez Soria se revisa con éxito en “Oregón TV”), la capital económica no solo de Aragón sino la ciudad del Ebro central, por su fortaleza asociativa y divorcio provocado con el resto de la comunidad pues la gobiernan políticos que nunca son de ella, me pone. Al modo de Badalona, Glasgow o Barakaldo, no en la liga de Girona, Jaén o Palencia ciudades do Huesca City se refleja.

Pero como lugar cosmopolita con efectos secundarios viene perdiendo fuelle, así como capacidad de atracción su Universidad pública, limitada por fronteras autonómicas. Zaragón me va recordando como no metrópoli a mis ambientes en Sabiñánigo y Monzón con, naturalmente, mayores posibilidades de vida privada anónima.

Me sorprende de los demás que no sean bipolares para bien. Como yo lo soy, necesito contraponer a mis orígenes duros y de emigración, de dejación de mi lugar pirenaico obligada –de toda una provincia que como mi país afectivo para mí tiene 300.000 habitantes entre residentes, amantes y descendientes esparcidos, sobre todo en Barcelona- , otros ratos de conversación reposada, buen vino y pan de calidad, tocar ropa de factura excelente y asistir a espectáculos culturales en Huesca ciudad, Jaca, Aínsa o Barbastro.

No conozco suficientes fragatinos pero sí literanos para afirmar que Aragón –y su potente producción ganadera e industria agroalimentaria- se ven distintos si trazamos un círculo con un compás asentado en Lérida de cincuenta kilómetros. El del efecto BonArea, Guissona, Raimat, Valls Company, la San Miguel y Mollerussa en Aragón (porque Mequinensa es Zaragoza-Baix Cinca).

Gracias al que suerte tienen los oscenses orientales accediendo a convenios sanitarios y educativos con el Arnau y las universidades, como Tarazona va para todo a Tudela.

A mí me da, y no soy muy cenizo y reconozco lo bueno de cualquiera, que Aragón solo parece que va bien. Crece, sí, pero como tierra interior es dependiente. Carecer de costa, puertos y aeropuertos masivos lleva tiempo penalizando a nivel mundial.

La condición estratégica de Huesca provincia la hace periférica para bien, me niego a capitular con la excusa de la España vaciada como gangrena propia. Siempre y por siglos hemos sido cuartel, reserva de agua y esparcimiento capital para España; las infraestructuras defensivas de Spannocchi no son casualidad.

De allí proviene ese territorio reserva espiritual, abundante en monasterios y templos incluso budistas, polo de energía positiva.

Sucede que las corrientes económicas que ello genera en sector servicios no llega a mitigar el efecto en pérdida de industria, seguro que también provocado por estar rodeados de comunidades forales confederadas con España o de otras que ponen y quitan gobiernos desde 25 diputados, que sangran el presupuesto. Tricky things, mon ami.

Si Jaca fuera Navarra, su circunvalación mediante autovía estaría terminada hace años, el hospital sería de verdad y no un simulacro; Tiermas con el vecino vencedor de todas las guerras, tendría un balneario nuevo en el cerro o los truferos ribagorzanos irían casi en avión privado a vender directamente a Dubai.

Así que Zaragoza ciudad se salva como cruce de caminos pero cuando por el efecto Foehn que hace que Pirineos Sur seamos secos, cruzas los puertos franceses o cantábricos, hay espacio, páramo pero falta vida. Sin que la ciudad central tenga potencia para ocupar Aragón como se demostró con el cierre por pandemias de cada Comunidad que dejó a Jaca y Benasque huérfanas de visitantes.

Además falta gente joven en el territorio, porque la fueron las expropiaciones de los 50 o la falta de agua, también porque quiso y aún hoy quiere marchar, y si se le da educación está obligada en altísimo porcentaje.

No es un problema exclusivo de Aragón, ya lo sabemos, pero hemos tenido como sociedad la oportunidad de ser más reivindicativos, alimentar opciones aragonesistas de derechas e izquierdas que sacaran abundantes diputados y senadores (bastarían cuatro en todo el territorio). 

Hoy parece que se potencia para la siguiente legislatura la opción “Aragón Existe”, pero el conservadurismo y somardismo aragonés, aquel que hacía que tuviéramos la ratio mayor de España de guardar dinero en la libreta, no permitirán que se desarrollen.

Está ampliamente demostrado que la sociedad oscense y aragonesa no quiere más Aragón, nos quedamos en un Madrid Barça político impropio de nuestra historia.

Al norte, seguramente por la proximidad de la France ilustrée y como hijo del individualismo montañés, ni l’en quites ni l’en des, sí es cierto que los oscenses guardamos un gusto por el personaje más allá de su patrimonio o ideología. Lo que se traduce en un saber hacer en gestión agroalimentaria, deportiva de élite o de la propia Diputación oscense y buena parte de sus consistorios.

Gastamos otra ética de consenso y así nos va: llevamos cuarenta años en él con la desventaja de la pérdida de figuras políticas descollantes hacia fuera como Martín Retortillo, Marraco o el propio Elboj. Se pinta poco aunque Alós si lo haya intentado, o no tanto como se pintaba en tiempos de Pepín Bello, Acín o Samblancat, no digamos los de Mallada y Costa.

No es suficiente el consenso para gobernar con iniciativa porque duerme y esa misma mentalidad sigue dando a los críos el patrimonio, pagando la carrera a las crías de cada pueblo para que estudien y emigren y así ya están pagadas. 

Desconfiando de que el heredero elija, ya que no hay otras que se queden a vivir, alguna nueva habitante a la que se prejuzga aprovechada, apostando por la revolución del campo solo por debajo de Guara, permitiendo alcohol y droga sin talento en cada fiesta de vuelta de la pandemia, no transmitiendo el orgullo de los orígenes para bien sino la simple de que los que deciden quedarse con patrimonio usufructúen hasta expoliarlos su propia tierra y la de los ayuntamientos que rigen y deberían desaparecer… Existir por conveniencia solo para que los hijos estudien fuera es morir desde dentro, no hay que buscar excusas…

No entraremos en la caza, principal fuente de riqueza en otoño de tantos pueblos, y su conveniente regulación con limitaciones… En valles enteros sin ganadería y Francia consiente que se haga queso magnífico de casi cualquier manera…

La mentalidad de dueños del país de los cuatro gatos que nos quedemos, y cuantos menos más subvenciones a repartir pero con la queja de que esto se vacía, oiga…, no se daba en nuestros abuelos que ponían cepos para comer conejo y subsistir y vivieron elegantes con nada.

Una ciudad de Huesca industrial y agroalimentaria sería crucial para Aragón y España, pasar a 75.000 o 100.000 habitantes, dado que el entorno de dinamismo siempre se ha dado. Becarios de la Diputación fueron Sender, Acín o Costa.

Proyectos exógenos hay como Amazon o la instalación de la División Castillejos pero habría que buscar que no saturen más la Autovía Mudéjar, sino mejorar la movilidad mediante tren de todo el eje norte aragonés, aunque Zuera haya perdido la empresa macro gigante de baterías.

Habría que darle una vuelta a todo lo que no es orgullo por formar parte de uno de los paisajes humanizados más hermosos del mundo, no tener la mentalidad de subir el 3.000 para inmediatamente bajarlo. Tener una estrategia clara y no mendicante, periférica y reivindicativa para muy bien.

Mejorar la relación con Zaragoza, creación administrativa medieval del Fuero de Jaca, capital afectiva de todos los aragoneses. Como San Pedro el Viejo bebió de la catedral jaquesa y San Juan de la Peña.

Verlo todo Aragón sin fronteras mentales.

Muy feliz San Lorenzo.

08.08 Luis Iribarren

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