Hoy 3 de enero de 2021 me ha sucedido una cosa muy curiosa, una tontería de tontos. A las 12:30 han acudido una ambulancia y un coche con dos profesionales médicos a una casa baja del barrio de La Jota de Zaragoza para atender a un paciente. Los profesionales han entrada en la casa del enfermo tras ponerse sus EPIs y al rato han salido con el paciente que era trasladado en la ambulancia del 061 a un Centro Hospitalario. Todo normal, correcto. No sé la patología del paciente ni la enfermedad que obligaba al traslado.
Pero mientras el/la paciente era metido en la ambulancia, los profesionales del coche de médicos se han quitado sus EPI las han metido en una bolsa y… y las han depositado en una papelera pública de la acera. Y se han ido en el coche. Incluso en el caso de que el paciente simplemente se hubiera cortado un dedo al sacar unas tajadas de un jamón… ¿es normal esto?
Mi asombro observando toda la escena ha sido tremendo, no lo entendía pues además soy responsable de gestión sanitaria del barrio.
Así que he bajado a la papelera con sumo cuidado y he realizado la fotografía que acompaño.
He llamado al 092 y tras presentarme me han dicho que ellos no podían hace nada, que llamara al 061.
He llamado al 061 y tras presentarme han tomado nota del hecho para avisar al coche de los médicos. Quien me ha atendido además de tomar nota de mi nombre y cargo, de mi teléfono, ha admitido que sabía qué coche es el que había procedido con esa consulta.
A las 18:30 la bolsa con los residuos sanitarios seguían en la papelera. Debe ser lo normal, el equivocado soy yo pues el protocolo debe decir que es correcto depositar en una papelera pública estos residuos de una atención sanitaria, para que los retire el profesional de la limpieza pública. Ya sé que yo siempre deposito mis botellas vacías de cristal en el contenedor correspondiente que está a unos 15 metros de esta papelera. Pero es que estoy seguro de que yo soy muy tiquis miquis. Y que no aprenderé a que no es lo mismo lo que me exigen a mi, que lo que se exigen entre los profesionales. Es la vida.
Julio Puente Mateo
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