Terminamos legislatura sin apelar a su voto, bastante inamovible excepto usufructo socialista de la división. Orgullosos del buen trabajo efectuado en su potenciación turística y reivindicación de necesarias infraestructuras. Las derivadas de tratarse de unas tierras que padecen al Estado, no las justas ni las que revertirán nada.
Vaya la despedida con un mayo de Albarracín y una mirada a una de sus arraigadas costumbres por necesidad. La que provoca que en sus serranías se declame un castellano con s sibilante, fino, educado y declamado a poco volumen.
Una de las principales imágenes del Teruel de ayer, hoy y siempre, pues una ganadería de montaña no es posible ignorarla, es la de la trashumancia de sus rebaños de ovejas ojinegras o royas bilbilitanas. Conexiones mudéjares por la vía lata del Jiloca.
Que la carencia de infraestructuras no provoque que continúe el pastoreo temporal de los jóvenes turolenses fuera de su lugar, huérfanos de voleibol y cenefa.
Al menos, se celebran jornadas y romerías donde podrán no romper el contacto con el pasado de sus familiares, expertos en silencios y mastines.
Ya nos despedimos
pero no nos vamos
nuestros corazones
aquí nos dejamos.
Si no estás conforme
con el mayo dado
saca la botella
y echamos un trago
Suerte para Aragón, entalto desde el sur.
24.05 Luis Iribarren
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