Ayer en Zaragoza se realizó una Mesa Redonda organizado por la Asociación Aragonesa de Sociología con el título “Más allá del Procés Catalán” un problema enquistado que nos toca por vecindad. Ignacio Sánchez Cuenca (Universidad Carlos III), Joan Coscubiela (diputado Parlament) y Carles Campuzano (diputado Congreso) garantizaban el interés. Es un ejemplo de lo que tal vez deberíamos construir los partidos políticos o las fundaciones aragonesistas y ofrecerlo a la sociedad. Aunque simplemente sepamos con antelación que van a acudir 20 personas a escuchar el acto. Las gotas sirven para advertir de la lluvia.
Hay partidos políticos en Aragón que como gestores de la “Polis” son inmejorables. Y es cierto. Pero eso solo no basta. Se puede ser un buen gestor, honrados, muy responsables, serios y fieles, transparentes y trabajadores. Pero no es suficiente. La “Polis” es pequeña, y si no somos capaces de abrirnos a toda la sociedad y a todos sus problemas, no seremos nada, pues la sociedad necesita soluciones macro y no micro.
Debemos reconocer que los partidos políticos aragoneses no somos innovadores. No somos osados. No sabemos hacer pedagogía explicativa. No creamos debates. No construimos soluciones antes de que vengan con “sus” problemas los ciudadanos que saben hacer despachos a pedirnos intervención. No somos capaces de enfrentarnos contra el poder escondido. No valoramos la educación y formación e incluso tampoco la Universidad. No construimos ideas de futuro. No sabemos qué futuro queremos para Aragón. Incluso a algunos de ellos no les interesa que la sociedad pueda tener un nivel formativo crítico. Para eso ya existe la televisión y sus programas manipuladores.
Insistimos todos nosotros con los viejos problemas, y con ideas ya caducas, sin ver qué será de Aragón en el 2050. O al menos qué Aragón y qué Zaragoza queremos para el 2025. Unos por haber caído en los marcos mentales bien construidos por los dueños del cortijo, y otros por que no les interesa que nos salgamos de ellos a buscar aire fresco y soluciones descontroladas. Ese y no otro ha sido el triunfo de la nueva política con sus nuevas ilusiones de que todo se podía abrir.
¿Tal vez no creemos que sea interesante plantear debates y cultura a la sociedad? ¿Es caro intentar influir en la sociedad con interacciones que busquen el debate de ideas de futuro? ¿Nos derrotamos antes de hacerlo, sabiendo que como no tendrá impacto no merece la pena? ¿Nos dedicamos como políticos más a la gestión simple, a la de las acequias, la poda de los árboles o el camino vecinal, en vez de pensar sobre el desempleo, la sanidad o el acceso de la juventud a la vivienda, sobre la jubilación o la calidad de las Residencias de Ancianos, por poner algunos ejemplos simples?
Existen empresas públicas que tienen como misión esto. Pero son las grandes desconocidas para los ciudadanos e incluso para organismos clave en la construcción de Aragón. Increible. El caso de Ebrópolis es uno de ellos, para hay varias más. ¿Por qué dedicamos desde los partidos políticos más tiempos y músculo a resolver el problema de las cagadas de las palomas en los bancos de un barrio, que en buscar alternativas de futuro a la ciudadanía o a la sociedad? ¿Por que es algo teórico y nos creemos que eso NO da votos y las cagadas de las palomas SÍ?
Si los políticos somos eso, resolvedores del problema de las cotorras argentinas —que siendo importante, debe ser un problema de los técnicos— es que no tenemos ni idea. No nos preguntemos por qué la sociedad no cree en nosotros. Me da igual la ideología. Sucede en todas ellas. El problema es no saber contactar con la sociedad y sus problemas reales e importantes.
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