17.6.18

¿Qué es la gentrificación y por qué es negativa?

Se habla en los últimos tiempos mucho de la palabra “gentrificación” sin que a veces tengamos muy claro a qué nos estamos refiriendo, pues lo que parecía un asunto menor que solo se producía en grandes ciudades americanas, ha llegado a Europa, a España y a ciudades que incluso no superan el millón de habitantes.

La gentrificación es la apropiación urbana por cambio de sus habitantes, desde una clase social media que antes no habitaba esos barrios y que expulsa a la clase trabajadora o personas de mucha edad. Llegan nuevos vecinos, de una clase social más alta que los habitantes de siempre, y empieza a cambiar todo el entramado urbano, comercial, cultural, social, y sobre todo económico.

La gentrificación podría parecer positiva si no se analiza en más profundidad pues supone una mejora del barrio donde se sufre, por eso hay que observar las realidades que ha ido creando el proceso social, en New York primero o en Madrid y Barcelona después. Zaragoza por ejemplo ya empieza a notar sus primeros estados del proceso. No es un proceso rápido, sus primeros estadios se producen casi sin darnos cuenta, y cuando surgen los primeros síntomas de problemas nuevos, son ya imposibles de corregir.

El más claro es el aumento de precio en todo lo que se mueve en el barrio. Desde el valor de los inmuebles, al de los alquileres y locales, pasando por el de los productos que venden los comerciantes en las tiendas. A cambio se produce una regeneración urbana, la zona se vuelve “más bonita” e incluso los ayuntamiento en sus primeras fases contribuyen a estos cambios, sin poder controlar después sus efectos negativos.

En Madrid este proceso lo podemos ver claramente analizando el precio del tomate de ensalada en tiendas muy similares pero ubicadas en diferentes zonas. Se puede pasar de 1 euros el kilo en Vallecas a 8 euros el kilo en el barrio de Salamanca o Cortes.

Con todos estos condicionantes, los vecinos de toda la vida tienen que huir de sus viviendas, sin que nadie les obligue a ello, pero de forma inevitable, pues sus edificios si no entran en el encarecimiento se degradan mucho con respecto a los de sus zona vecinal, los precios aumentan mucho en todos los productos, y el tipo de vecinos y servicios se adapta a los nuevos habitantes de la zona.

Cerrar una pescadería o carnicería de barrio, para abrir una tienda de pasteles para perros sería el caso que se pone como ejemplo humorístico del proceso. Pero la realidad no se distancia mucho. Se cierra un bar de toda la vida para abrir una cafetería guapa, un local de alimentación por un McDonald's, una tienda de chinos por un gimnasio de 24 horas. Y a partir de estos procesos que vemos desde los barrios de toda la vida como positivos, se esconden grandes propietarios de inmuebles, bancos e inversores, que juegan al Monopoly con nuestros barrios. Seguiremos hablando.

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