La Avenida Cataluña de Zaragoza también quiere independizarse

Hay fantasmas en Zaragoza que de vez en cuando salen de su cueva para contentar a unos pocos y para asustar o cabrear a los más. Uno de los más famosos es la Avenida Cataluña, lugar de trampas escondidas, de entretenimientos eternos pues se llevan décadas las habladas para nada, de lugar donde todo parece esconderse y no terminarse, donde es posible que los dineros se vayan cayendo entre acequias, asfaltados que se hacen y no se hacen y lo curioso es que todo a la vez, de proyectos muy bonitos y bellamente dibujados que nunca nadie sabe dónde los ha metido.

Ahora el nuevo viejo Ayuntamiento de Zaragoza dice que para finales de 2020 comenzarán las obras de 450 metros —ja, ja, ja— con 400.000 euros cuando esa reforma debería costar unos cuatro millones cuando yo he visto en años viejos cifras siempre distintas las unas a las otras. Cosas.

Dice el mismo ayuntamiento que la obra podría estar acabada en el año 2022 pero yo estoy seguro que de acabarse será en el periodo electoral de 2023. Cosas que suceden. Sortilegios.

Algunas de las obras agostadas se han hecho con dineros de la Junta de Compensación y eso supone que cuando definitivamente se hagan los edificios que llenarán las aceras vacías de la Avenida de Cataluña, ya hará años que los bancos propietarios hayan pagado su parte. Cosa y cosas.

Nos dicen otra vez el número de árboles, de farolas, de aceras bonitas, como hace ya muchos años. Son las mismas, es decir, las mismas sin hacer que nos enseñaron hace muchos años. Mientras tanto la Avenida de Cataluña no crece, no se arregla, no se construye, incluso sabiendo que está a pocos minutos en bus del centro de Zaragoza. Nadie lo entendería excepto que estuviéramos emborrachados de tontería.

Tranquilos con la Avenida de Cataluña que ya no tiene quien le escriba. Ahora ya hay vía libre para hacer lo que haya que hacer al ritmo que vayan marcando las Grandes Constructoras y cuando ellas vean que es un gran negocio construir allí. Si solo es negocio no la arreglarán nunca. La mantendrán en reserva, pues saben que aquella zona algún día será un gran negocio.