14.2.20

De cómo respetar a los “veteranos” y pedir permiso en los partidos políticos

¿Hay crisis en partidos y organizaciones? La excesiva libertad de opinión conlleva expectativas y espejismos de participación directa. Lo que puede que desde Waterloo o el Parlamento Europeo se convierta en elitista, mientras pido a la gente que se juegue días de trabajo en mi nombre cortando carreteras…

La libertad real es defendida, preparada y cara, costando un accidente cárcel según quien lo cometa por mor del coste de quien lo represente.

Saliendo gratis toda la vida del señor determinados mantenimientos de libreta bancaria a unos sí y a otros no. Por ser providenciales los segundos.

Añorando determinadas bases de partidos incluso de corte republicano o federalista una mayor participación o aparición en consejos siquiera consultivos cuando sus cúpulas d’hontizadas, sin profesión conocida o pereza en volver a trabajar para el verdadero y crudo interés general, se eternizan en cargos transmutados. 

Abriendo la espita que la participación donde verdaderamente es posible para no brahmanes es como se sustanció en 1934 en cierto punto de gigante siderúrgico.

Incluso esas opciones políticas y sociales en trance de desaparición por nada que reivindicar y de corte generacional, las que tienen comprensibles dificultades de transmisión de mensajes libertarios o federalistas que tanto cuestan con esa Constitución de acero corrugado, siguen la turbamulta de familias disputándose el raquítico botín.

Mientras en Teruel provincia, el hastío participatorio (el paisaje-ataúd se ha llegado a decir por bragado cargo con 20 años a las espaldas de no dedicación a su llenado) ha desembocado en lo que todas las opciones han padecido: una cosa horizontal, ambigua pero sobrada de motivos. 

Una herramienta para trasladar de abajo arriba sin filtros de conveniencia orgánica de los transmisores.

Además de que sí lo van a llenar desde arriba de molinos que verán en ringlera los que desayunen en masicos a 150 euros noche en el Matarranya.

Nada de lo descrito, que no denunciado, sucedería en Wuhan.

El confucianismo aplicado hace imposible criticar más que a la falta de perfección de uno mismo. Se acepta el liderazgo de la grey con inclinaciones, dejación de poder y concentración en la ejecución de las órdenes.

Se prepara piramidalmente al relevo en Hyundai-Seúl entre las y los jóvenes. La fundamental discriminación negativa que padecen es la de tener menos paciencia y más capacidad de asumir la jerarquía que otros.

El Estado japonés tiene un inequívoco sesgo hacia los gobiernos muy fuertes, con un toque de refinamiento parlamentario de copia desteñida de Inglaterra. 

En ese escenario, hay varios millones de jóvenes desahuciados de la participación y del sistema, durmiendo en los parques públicos sin constituirse orgánicamente como alternativa (ni lo intentarán porque saben lo que hay) o sin salir de casa, usuarios de cada nueva hornada de consolas y vida virtual.

Llevamos camino de lo mismo, faltándonos además esa educación para aguantar. 

Me considero un friky de la política y la vida social, agarrado a los últimos coletazos del estado social cultural de Derecho.

No estoy programado, porque ningún profesor así lo hizo, en asistir al santo advenimiento permanente de los más oportunistas, de aquéllos que tapan como cargos con burocracia su ausencia de capacidad de gestión. Delegada en sus teólogos, ingenieros y arquitectos de confianza, que –a pesar de la legislación en la materia de contratos- siempre concatenan. Plus de marca.

Dice Kestesz en una frase delirante por alegre de “Sin destino” que toda la enseñanza inútil recibida por el protagonista del baile, él mismo, durante su infancia y adolescencia –atención, incluida la manual…- hubiera debido permutarse en una sola asignatura: comprender las instalaciones y saber moverse en un campo de concentración…

Para eso, la escuela oriental especializada en no sobresalir por ser peligroso para el sistema, cercana a la humillación permanente, es una indudable ventaja que desconocemos.

Suerte a todos los ganadores y sus apologistas, hoy es el pasado de mañana. En sus legislaturas, asambleas permanentes o Consellos de la cosa viven fragmentados en segmentos…

No está la cosa para volar, vivir el día, ni ser poeta y participar en los asuntos públicos.

13.02 De Luis Iribarren,

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