24.9.17

Incremento de visitantes en el Museo de Teruel


Pues sí, algo está cambiando. El turismo de playa es cada vez más tronista pero, huyendo de los altos precios, del mes de agosto, de las aglomeraciones… cada vez más visitantes hacen turismo de interior. En puentes, volviendo a sus pueblos, huyendo de las manadas y sus líderes incluso en verano.

Está bien tener reclamos para ello. Pero hay que congratularse de que instituciones casi decimonónicas como los museos provinciales, poco conocidas, poco vividas, depósitos de ánforas… se revitalicen.

Dado que lo que se ha mantenido está bien que sea más eficaz y eficiente y se consolide y así se incremente empleo en el sector cultural sobre las bases de lo ya existente. Un museo que crece un 43% por ciento en visitantes en 2 años nos habla de la positiva apuesta por la difusión del mudéjar, el modernismo y la paleontología que se arrastra a otras iniciativas.

También dicho incremento provoca que sea un museo que necesita más limpieza, más guiado, que revitaliza los bares y restaurantes en su redolada.

Es un museo que impulsa, además, la vida cotidiana de los turolenses, albergando en feliz festival ”Teruel Photo”. También hace un guiño a la actualidad artística internacional. Muy interesante la exposición sobre las love parade berlinesas.

Respecto de sus contenidos para que lo visitemos el resto de aragoneses, ubicado en la plaza Anselmo Polanco en bellísimo palacio –la preciosa Casa de la Comunidad de Teruel, genial construcción renacentista de piedra sillar, con portada Partenón y galería superior cuasi salmantina de arcos de medio punto pero con alero aragonés-, sus colecciones permanentes albergan interesantes muestras de restos ibéricos y romanos. Cerámicas y objetos provenientes de Cella, Calaceite, etc. Recordemos que los abrigos pintados en el entorno de Alcañiz son Patrimonio de la Humanidad.

A mí me gustó mucho su guiño en las caballerizas de la casa-palacio a los objetos relacionados con la vida tradicional turolense. Es una parte que se comporta como museo etnográfico de muchos kilates, llevado hasta sus últimas consecuencias. Del que os dejamos dos singulares muestras, un plato de cerámica de Teruel y una humilde pero preciosa naballa de Villarquemau del XIX, con mango de nácar-marey, importante testimonio del pasado trashumante de la provincia.


05/09/2017 Luis Iribarren.

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