El gobierno de Santisteve, en sus dos años y medio de gobierno en el Ayuntamiento de Zaragoza, dice que no ve escollos para una aprobación rápida de los presupuestos para el año 2018. No entiendo cómo se lanzan a las piscina sin agua, sabiendo que son minoría y, además, no quieren contar con el apoyo del resto de grupos, a tenor de la falta de tiempo que han decretado para presentar enmiendas.
La actitud, pequeña cosa pero que marca una gran diferencia en cualquier faceta de la vida, como tantas veces no está siendo la mejor por parte de los chicos de ZEC con los dos grupos que en su día le auparon al sillón de la plaza del Pilar, y de los que depende, a pesar suyo, la aprobación definitiva de dichos presupuestos.
Al parecer, no quieren negociar previamente como anteriormente se hizo.
La oposición se está enterando de la propuesta a través de un dossier y de los medios informativos. Creo que esto es una falta de respeto y de menosprecio con los grupos que facilitaron su investidura.
De momento hasta que llegan las enmiendas de rigor que pretenden aportar tanto CHA como PSOE, no pueden sacar pecho por su programa para el próximo curso, ya que una gran parte son precisamente proyectos acumulados por inacción de años anteriores.
Lo importante no es lo que se promete, sino lo que se cumple.
Pero la ciudadanía espera de una vez por todas que la ciudad vuelva a la inversión tras años de sequía. Hasta ahora han sido años perdidos, con poco más que populismos y de poco respaldo del ciudadano. Intentar llegar a acuerdos si no es con todos, sí con los dos grupos que les dieron su apoyo, ha de ser punto obligado.
Es un año, el 2018, crucial para unos presupuestos más expansivos, créditos aparte, sin las restricciones impuestas hasta ahora por el gobierno central. Pero no basta con plasmarlos en un papel, en un ambiente crispado no es la mejor forma para llegar acuerdos.
Alejarse de personalismos e imposiciones y que fluya el diálogo, es la única forma de que Zaragoza tenga sus presupuestos en tiempo y forma. De no ir unidos por una visión común volvería a provocar nuevos retrasos. Juntos se puede hacer mucho, solos muy poco o nada.
Daniel Gallardo Marín
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