Normalmente miramos de frente, muchas menos veces miramos los suelos sobre los que pisamos. Y hacia las alturas pocas veces levantamos la vista para ver que nos cubre la cabeza. Por eso nos vamos perdiendo detalles de las ciudades, a veces incluso escenas interesantes.
Luis Iribarren nos envía esta imagen del suelo de El Pilar de Zaragoza, un espacio muy pisado, pulido de tantos pasos dados sobre su superficie, y que los turistas sobre todo, pocas veces observan pues entran mirando al frente.
Estas placas metálicas, de bronce, cubren la bajada hacia una cripta en donde están enterrados ciudadanos importantes para nuestra historia, como Pignatelli o Palafox.
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