Actualmente (11 de enero de 2022), hay 16.496 pacientes ingresados por Covid-19 en toda España, situándose porcentaje de camas ocupadas por pacientes Covid en el 13,40%. Respecto a las camas de UCI, el número de pacientes se sitúa en 2.200, con una ocupación situada en el 23,58%. En las últimas 24 horas, ha habido 2.023 ingresos por Covid-19 y 997 altas. Mientras, la positividad de las pruebas diagnósticas realizadas se sitúa en el 37,12%.
La variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica), se encuentra detrás de las cifras récord que nuestro país registra desde hace algunas semanas.
Estos son los datos que conocemos de estos días, mientras que muchos nos preguntamos cuál es la diferencia entre medidas y decisiones tomadas hace un año con cifras de contagios 20 veces menores, o con cifras similares de ingresos hospitalarios.
Principalmente aunque se diga otra cosa, es que esta pandemia se está convirtiendo en excesivamente larga en el tiempo, y está tensionando en exceso todos los sistemas que hacen funcionar la sociedad, y no solo la Sanidad.
Las personas no podemos estar eternamente en una situación de prevención excesiva, de bloqueos en la libertad de movimientos o de coartar nuestra forma de vida habitual, sin que todo eso produzca otros problemas añadidos que hay que valorar.
La soledad, la pobreza, el desempleo, los problemas de salud mental, el trato social entre personas, el mundo de la cultura o el deporte, la economía turística o comercial, la productiva incluso, las diferentes estrategias de distintos países que quieren posicionarse en el tablero mundial en crisis, obliga a tener que tomar decisiones no siempre fáciles de entender.
Parece ser que el propio Gobierno de España está a punto de tomar el siguiente paso en el que llevaría trabajando varios meses y que sería el de poner fin a la monitorización de cada caso individual de Covid-19 y no realizar pruebas de PCR ante la aparición del menor síntoma leve.
Una monitorización similar a la que se realiza con la gripe estacional y el resto de enfermedades respiratorias, abandonando de forma paulatina la vigilancia universal de la que hemos vivido en los casi dos últimos años para entrar en una nueva fase “centinela” similar al de otras enfermedades graves.
Estos son los datos que conocemos de estos días, mientras que muchos nos preguntamos cuál es la diferencia entre medidas y decisiones tomadas hace un año con cifras de contagios 20 veces menores, o con cifras similares de ingresos hospitalarios.
Principalmente aunque se diga otra cosa, es que esta pandemia se está convirtiendo en excesivamente larga en el tiempo, y está tensionando en exceso todos los sistemas que hacen funcionar la sociedad, y no solo la Sanidad.
Las personas no podemos estar eternamente en una situación de prevención excesiva, de bloqueos en la libertad de movimientos o de coartar nuestra forma de vida habitual, sin que todo eso produzca otros problemas añadidos que hay que valorar.
La soledad, la pobreza, el desempleo, los problemas de salud mental, el trato social entre personas, el mundo de la cultura o el deporte, la economía turística o comercial, la productiva incluso, las diferentes estrategias de distintos países que quieren posicionarse en el tablero mundial en crisis, obliga a tener que tomar decisiones no siempre fáciles de entender.
Parece ser que el propio Gobierno de España está a punto de tomar el siguiente paso en el que llevaría trabajando varios meses y que sería el de poner fin a la monitorización de cada caso individual de Covid-19 y no realizar pruebas de PCR ante la aparición del menor síntoma leve.
Una monitorización similar a la que se realiza con la gripe estacional y el resto de enfermedades respiratorias, abandonando de forma paulatina la vigilancia universal de la que hemos vivido en los casi dos últimos años para entrar en una nueva fase “centinela” similar al de otras enfermedades graves.
Pero ahora con tantísima carga de contagios diarios, no es el momento de cambiar de sistema y proceso en el tratamiento general de la pandemia.
Se necesita una seguridad mayor que la actual, para que estos procesos de Olas Temporales no se escapen del control y saturen en exceso todo el sistema sanitario y social. Se quiere avanzar hacia un proceso casi normalizado de tratamiento informativo de la enfermedad, para rebajar la tensión de la sociedad ante una pandemia que se está alargando tremendamente.
Se necesita una seguridad mayor que la actual, para que estos procesos de Olas Temporales no se escapen del control y saturen en exceso todo el sistema sanitario y social. Se quiere avanzar hacia un proceso casi normalizado de tratamiento informativo de la enfermedad, para rebajar la tensión de la sociedad ante una pandemia que se está alargando tremendamente.
Y eso nunca debe suponer ni relajación en la gestión ni un abandono de las medidas que en cada momento haya que ir tomando, según vaya la evolución de la pandemia.
Julio Puente Mateo
No hay comentarios:
Publicar un comentario