16.4.18

Contra la despoblación: ideas para Aragón

Cuando hablamos de esa despoblación imparable que ataca Aragón, debemos ir un poco más allá en el análisis para poder encontrar soluciones, aunque sean paliativas. En realidad el problema es de España y no de Aragón, la desertización por falta de vecinos se da con rotundidad en todo lo que conocemos como serranía celtibérica, donde además de Aragón entran espacios de Castilla León, Castilla La Mancha, La Rioja, algo de la Comunidad de Valencia, y resbalando sobre Madrid y Navarra.

Un enorme espacio con 1.263 municipios (el 15,6% del total de España) con una población de medio millón de habitantes (el 1,1% del total de España). Más de la mitad de los municipios con menos de 100 habitantes están en este espacio del interior. Con una densidad de menos de 8 habitantes por kilómetro cuadrado, cuando en España es de casi 94 habitantes por kilómetro cuadrado.

Una extensa zona de la España interior que está rodeada de seis grandes ciudades que entre todas ellas suman más de 5,5 millones de habitantes. Son 11 veces más de habitantes en estas seis ciudades de su perímetro, que los habitantes que viven dentro de este enorme espacio. 

Son unos 55.000 millones de metros cuadrados en un perímetros de unos 950 kilómetros. Casi un rectángulo en forma triangular de unos 380 km por más 200 km. Es pues algo más de un 10% del total de la superficie de España que contiene un 1% de su población.

Ya tenemos delimitado el espacio y los datos reales del problema. ¿Soluciones? Pues no son sencillas y es muy posible que ya sea tarde para encontrarlas. No es posible llenar espacios geográficos con personas que no acudan allí por su propia libertad. No es posible tampoco retener a los actuales habitantes pues por ley de vida cada vez irán quedando menos. Pero urge resolver la situación.

¿Puede aguantar España con un 10% de su territorio, unido pero vacío? Yo creo que no. Pues tal vez ese sea el gran reto para comprender las soluciones. Curiosamente en agricultura intensiva se están realizando grandes avances. Desde los clásicos invernaderos del sur de España a los cultivos hidropónicos. El segundo sistema choca claramente con la realidad de estos territorios, a los que precisamente están así de vacíos (entre otros motivos) por la falta de agua y regadío.

Pero son espacios de mucho sol, de buenas tierras, donde también la ganadería es una solución, que debe ir acompañada siempre de empresas que hagan crecer el valor añadido de sus productos. Por ley debería estar prohibido que la terminación final de los productos de ciertas zonas con calificación de “críticas” o como decidiéramos llamarlas, se realizara fuera de sus zonas de origen.

En Almería por poner un ejemplo, junto a los enormes campos de invernaderos se agolpan empresas de embotado, transformación de vegetales, zumos, etc. En las zonas de especial riesgo de despoblación y empobrecimiento, debe ser obligatorio por ley que se termine el producto final, y no sean meras fábricas de productos primarios, para ser también lugares de empresas del sector secundario.

Ya, ya, va en contra de la libertad del mercado. Pero es que si no actuamos a favor del espacio designándolo como “Espacio estratégico” no lograremos resolver el problema. Si dejamos al mercado que nos resuelva la despoblación, sabemos cuál será el futuro.

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