El barrio de El Carmen de Murcia es conocido popularmente por “El Barrio” en sentido familiar (al-Harilla en árabe), al ser el primer barrio de ensanche de la ciudad cuando Murcia creció fuera de su zona centro y amurallada.
En estos momentos es un barrio de unos 20.000 a 25.000 habitantes, pues no todos los que viven están censados en el Ayuntamiento de Murcia. En realidad nació como un barrio árabe y medieval donde se asentó gran parte de la huerta, por su cercanía al río.
Si buscamos comparaciones con la ciudad de Zaragoza, y con ellos con numerosas ciudades que crecieron fuera de sus zonas asentadas en los siglo XII a XIX según ciudades, veríamos que se cumples detalles similares en todas ellas. Y el ejemplo de comparación con Zaragoza sería el barrio del Rabal.
Crecimiento en los dos últimos siglos por industrias del metal, instalación del primer matadero, construcción de una gran estación de trenes, un río cerca, un gran parque público, mucha actividad cultural y asociativa, etc. Similares situaciones entre El Rabal y El Carmen.
En ambos casos el río separa al barrio de El Carmen o del Arrabal de la ciudad, durante muchos años, y de esta forma las molestias de los servicios antes comentados, se asientan alejados de la ciudad. Y en él se asentaron posadas y conventos, para acoger a enfermos y a comerciantes que no podían cruzar las puertas del puente para entrar en la ciudad, pagando antes los impuestos.
En estos últimos años, la llegada de nuevos vecinos desde numerosos países y culturas ha hecho que este barrio murciano se haya convertido en un particular mosaico de culturas, costumbres y religiones creando serios problemas a los habitantes tradicionales de este barrio, que en muchos casos han tenido que huir por los problemas sin resolver desde los responsables municipales.
Inseguridad, ocupaciones de viviendas, suciedad, urbanismo destrozado o en muy malas condiciones, etc. Y aquí es donde vuelvo al Rabal de Zaragoza. En Zaragoza estos problemas se han resuelto en gran medida por el enorme trabajo de las Asociaciones de vecinos y por la Junta del Rabal, muy atentos todos a estos problemas.
Dicen algunos que hay que estar constantemente aprendiendo, y que fijarse en los problemas similares y en sus soluciones dadas o no dadas, garantiza un poco entender mejor el problema.
Convertir un barrio tradicional en barrio marginal es mucho más sencillo de lo que nos creemos desde fuera. Y para resolver este problema simplemente hay que estar atento con medidas inteligentes de carácter urbano y de acción social.
Y como podría suceder en el Rabal de Zaragoza —al ser barrios muy extensos— no en todas las zona del mismo barrio se pueden dar problemas serios.
Cuando entra el menudeo de droga, la prostitución, la ocupación de viviendas sin control, los asentamientos sin censar, se forman controles particulares de los nuevos vecinos que obligan a huir a los vecinos asentados, al no tener ayudas para resolver los problemas.
No es un problema de inmigración, no hay que equivocarse, es un problema de ilegalidad consentida y de nulo trabajo municipal. Y aunque existan muchas asociaciones en el barrio de El Carmen, al final se queman, se agotan, se hunden.
Muchos murcianos pasan y circulan casi todos los días por la gran avenida del barrio de El Carmen, como una vía de entrada y salida. Pero muy pocos paran a pasear, hay ya las tiendas han cerrado, todos ellos ven la nueva imagen de un barrio que hoy es ya casi irrecuperable. Mucho cuidado con los errores urbanos.
Podemos convertir y dividir más todavía el barrio de El Carmen —por efecto de los asentamientos ilegales por un lado y por la gentrificación por el otro—, en dos zonas totalmente diferentes, habiendo desplazado definitivamente a los clásicos e históricos habitantes del barrio.
Y esto puede (suele) suceder en todos los barrios de las grandes ciudades que no se logran hacer crecer con criterios urbanos de sostenibilidad. Incluso parte de los vecinos de las ciudades se alegran cuando una parte de un barrio se convierte en zona residencial de alto nivel, aunque sea a costa de la pérdida durante décadas de otra parte del mismo sector.
En Zaragoza léase además del Rabal, Las Fuentes, San José, Torrero, etc. El que los lobos inmobiliarios elijan para laboratorio de sus crecimientos urbanos, si no se controlan bien desde posiciones progresistas y de sostenibilidad social.
Tenemos barrios en todo el mundo, donde la división, incluso con grandes muros o murallas siglo XXI, pueden servirnos de malos ejemplos de anti solución ante estos problemas. No es el futuro, es el presente que debemos vigilar.
Julio Puente
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