Zaragoza ciudad fundada hace más de 2.000 años por los romanos (tal vez por los íberos), sigue manteniendo todo el perímetro primitivo rodeando la ciudad histórica, y logrando con ello que todo el crecimiento zaragozano sea (casi) concéntrico sobre esa zona aunque hoy haya crecido 300 veces de población sobre su primitivo estado fundacional.
Crecer supone también forma de avenidas, cinturones, polígonos industriales, situación de los grandes Centros Comerciales o de los nuevos espacios públicos, etc. Y todo queda influenciado por la primitiva ciudad.
El río Ebro marca otra línea clara del urbanismo zaragozano; pero si nos fijamos vemos que los tres (casi) principales puentes (el de Hierro, el de Piedra y el de Santiago) sobre el río Ebro siguen estando en los tres puntos del perímetro marcado por los romanos y que se unían al cauce del río.
El río Ebro marca otra línea clara del urbanismo zaragozano; pero si nos fijamos vemos que los tres (casi) principales puentes (el de Hierro, el de Piedra y el de Santiago) sobre el río Ebro siguen estando en los tres puntos del perímetro marcado por los romanos y que se unían al cauce del río.
Los dos extremos del perímetro y la desembocadura de la calle importante en la zona central, el Cardo romano que terminaba en el primer puente importante de Zaragoza. Y sobre ese punto se crean también importantes carreteras que sirven para huir, llegar o volver, y que todavía son las utilizadas.
Cualquier transformación temporal de las ciudades en el urbanismo nuevo debe hacerse con sumo cuidado, pues todo afecta a la propia ciudad, y nunca se sabe para cuántos años o siglos.
Zaragoza no sería hoy igual se se hubiera construido hace 2.000 años vertical en vez de cuadrada y ligeramente horizontal, o si se hubiera formado sobre las dos orillas del río Ebro en vez de sobre una sola, o aprovechando más las orillas del Ebro en un diseño más alargado en vez de adentrarse hacia el interior buscando los entonces campos productivos, en busca del agua y los terrenos agrícolas del otro río de Zaragoza, la Huerva.
Pero las crecidas, las aguas del Ebro y su fuerza conformaron el diseño en una forma mucho más segura que todavía hoy podemos contemplar.
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