Hablaba ayer con una amiga Médico de Familia sobre el drama de las Residencias de Personas Mayores también en Zaragoza. Me ofrecía el dato de un lugar conocido y cercano a mi domicilio zaragozano con 39 internos fallecidos en este mes y medio. Es malo morir, pero es que además en estos casos el silencio acompaña a la muerte. No formas parte ni de un montón inasumible, pues nos da tanta vergüenza que no hayamos sabido resolver este problema que lo escondemos.
Serán fallecidos con sus enormes historias personales, enterrados en silencio y sin presencia de nadie, que desaparecerán incluso de las estadísticas, para no molestar. E intentaremos seguir sonriendo pensando que lo sabemos hacer todo bien y que somos más chulos que un ocho. No estamos entendiendo casi nada.
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