¿España tiene que ser Monarquía o República? Ningún Gobierno ha convocado hasta ahora un referéndum por miedo a perderlo ya que el debate se encuentra muy polarizado entre quienes consideran que la monarquía es anacrónica y desfasada porque en una sociedad democrática no debe existir ningún cargo hereditario, y entre quienes opinan que la monarquía parlamentaria está respaldada por la Constitución, refrendada por casi todos.
También hay otra parte de la sociedad a la que poco les importa o nada este debate al estar más preocupados por tener un empleo digno que alivie la situación y el drama de sus familias.
Dicho esto, la Monarquía en España es la forma de gobierno actual que seguirá existiendo mientras ésta no cambie. Y no estar de acuerdo con quien ha de ser el Jefe de Estado no es ápice para que nadie, menos los representantes políticos, en este caso parlamentarios de la CUP, lleven sus desacuerdos a los extremos de quemar imágenes del Rey e incitar a una parte de la sociedad catalana a seguir ese incívico juego.
También en este juego sucio no son menos culpables los que a estos les ríen las gracias, como Podemos, porque la razón se pierde con las formas. Esos actos, para mí, van más allá que la quema de unas simples fotos, como dice el presidente de la Generalidad Catalana.
Me preocupa la falta de respeto de algunos partidos políticos emergentes hacia los que no están dentro de su círculo, se llame Rey, Papa o presidente de una comunidad de vecinos.
Esas discrepancias las demuestran continuamente en sus formas radicales a la hora de entender la política. Su intolerancia y fanatismo lo demuestran en el congreso vociferando o faltando, quemando banderas o imágenes.
En su particular democracia, para mi más propia del fascismo, desafían a la justicia y jueces. Pero ahora dicen que son demócratas, que esos actos han sido ejerciendo su derecho a la libertad de manifestación y expresión, precisamente la que termina cuando empieza la del otro.
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