23.10.25

Pequeña biografia del aragonés Marco Valerio Marcial


El bilbilitano Marco Valerio Marcial (en latín, Marcus Valerius Martialis) fue uno de los más grandes poetas de la literatura latina y el maestro indiscutible del epigrama. Nacido en Hispania en torno al año 40 d.C. en la entonces localidad de Bilbilis cerca de Calatayud en la zona de un cerro llamado Bámbola, y fallecido hacia el 104 d.C.

Su vida transcurrió entre dos mundos: la Roma imperial, bulliciosa y corrupta, donde alcanzó fama y reconocimiento, y su Bílbilis natal, a la que regresó en sus últimos años buscando la tranquilidad que la capital del mundo de entonces nunca le ofreció.

Nació ciudadano romano con todos los beneficios que ese llevaba y sus primeros estudios los hizo en la actual zona de Calatayud y en las zonas cercanas de las riberas del Jalón.

A los 23 años de edad se fue a Roma para ampliar sus estudios de derecho, pero en donde ya empezó a destacar con sus bellas poesías. Al poco de llegar ya lo nombraron Tribuno y fue recibido por los emperadores Tito y Domiciano, para que siguiera cultivando sus trabajos literarios.

Se casó allí con una dama llamada Marcela (hay dudas sobre este dato) y tuvo posesiones, lo cual indica la importancia de sus trabajos, al poder tener casa propia y tierras.

Tras 35 años en Roma y al perder parte de los favores de los emperadores que se iban sucediendo, se volvió a su tierra en el año 97.

Sus libros escritos como epigramas (un género poético breve, ingenioso y punzante que él llevó a su máxima expresión y consagró definitivamente como género literario mayor), fueron escritos en latín, siendo famosos los 14 libros llamados: Epigramas de Marco Aurelio.

Los epigramas de Marcial son un retrato inmisericorde y vivo de la vida romana del siglo I d.C.. A través de sus versos, el lector se sumerge en las calles de Roma, sus tabernas, sus mercados, sus banquetes, sus baños públicos y sus escándalos. 

Marcial no se limita a narrar gestas heroicas ni a cultivar géneros elevados: su poesía es la de lo cotidiano, lo humano y lo contradictorio. Hoy nos parecen discutibles, pero en aquellos años eran excelentes.

Marcial que había nacido como antes comentaba en la Bílbilis Augusta, ciudad situada en la Hispania Tarraconense, era considerada entonces como una localidad o un municipium romano de origen celtibérico, conocido por sus minas de hierro y oro, y que alcanzó su máximo esplendor durante los siglos I y II d.C. los años en los que nació y vivió Marco Valerio.

Sus padres fueron Valerio Frontón y Flacila, ambos también naturales de Bílbilis y pertenecientes a una familia acomodada de la zona con notables locales, lo que permitió proporcionar a su hijo una educación completa similar a lo que ahora llamaríamos carrera universitaria.

Marcial recibió formación en gramática y retórica, probablemente en una escuela de su ciudad natal y posteriormente en Tarraco (Tarragona) la formación superior antes de irse a Roma. En sus epigramas se lamentará años después de haber estudiado un oficio —la abogacía— que no le permitió enriquecerse.

Alrededor del año 64 d.C., con poco más de veinte años, Marcial marchó a Roma con la idea y la ambición de completar sus estudios jurídicos para labrarse una carrera en la capital del mundo que le permitiera vivir de ella. Llegó bajo la protección de su ilustre paisano Lucio Anneo Séneca, el filósofo y consejero del emperador Nerón

Sin embargo, la fortuna le fue esquiva desde el principio y no pudo vivir de abogado, si es que pudo terminar su carrera, dato que desconozco.

Al morir Nerón tras el incendio de Roma, como Marcial dependía de diversos mecenas y patrones cercanos al poder, a quienes debía adular y acompañar, tuvo que volverse lo que por entonces se llamaba "cliente" para enseñar y acompañar a diversas gentes a cambio de comida (la famosa sportula o canastilla de alimentos), pequeñas limosnas y, ocasionalmente, regalos.

Esta vida de dependencia y humillación marcaría profundamente su obra y su visión irónica y desencantada de la sociedad romana. 

Durante esos años en Roma, Marcial llevó una existencia bohemia y precaria, ejerciendo diversos oficios, incluido el de soldado según algunas fuentes. No sería hasta los cuarenta años de edad cuando sus escritos comenzaron a hacerle populares y a abrirle las puertas otra vez de los poderosos.

Su primera obra conocida se publicó en el año 80 d.C., bajo el reinado del emperador Tito. Se trata del Liber Spectaculorum (Libro de los Espectáculos), una colección de 33 epigramas compuestos con motivo de la inauguración del anfiteatro Flavio, más conocido como el Coliseo, que había sido inaugurado un año antes. 

En estos poemas, Marcial celebra los cien días de espectáculos que se llevaron a cabo, narrando combates de gladiadores, cacerías de animales exóticos y ejecuciones públicas.

Tras la muerte de Tito en el 81 d.C., su hermano Domiciano ascendió al trono, y Marcial encontró en él otro generoso protector que de nuevo le ofreció seguridad económica. Durante el principado de Domiciano (81-96 d.C.), el poeta alcanzó su período de mayor estabilidad y reconocimiento.

Publicó entre los años 85 y 95 d.C. dos colecciones de breves epigramas: Xenia (libro XIII, "Regalos para los amigos") y Apophoreta (libro XIV, "Regalos para llevar a casa"), que eran pequeños poemas destinados a acompañar los obsequios intercambiados durante las fiestas Saturnales.

Entre los años 86 y 98 d.C., Marcial publicó prácticamente un libro cada año, del I al X, lo que constituye el grueso de su producción literaria. El favor imperial le permitió obtener el ius trium liberorum (derecho de los tres hijos), una exención fiscal concedida a quienes tenían tres o más hijos, aunque Marcial no los tuviera. También fue nombrado miembro del orden ecuestre y recibió diversos honores.

A pesar de estos reconocimientos por parte de ciertos poderosos, Marcial nunca dejó de quejarse de su propia pobreza económica, pues aunque sus libros circulaban por todo el Imperio y eran leídos con entusiasmo, en Roma no existía el derecho de propiedad intelectual, por lo que sus obras se copiaban libremente sin que a su economía llegaran suficientes monedas.

Con el tiempo y sus diversos trabajo unido a su influencia política, Marcial logró cierta estabilidad económica. Llegó a poseer un modesto inmueble en Roma, una pequeña finca agrícola (agellum) y varios esclavos.

Durante su estancia en Roma, Marcial cultivó la amistad de los más grandes escritores de su tiempo: Plinio el Joven, Silio Itálico, Juvenal (el gran satírico) y Marco Fabio Quintiliano, el célebre rétor que también era hispanorromano. También mantuvo una estrecha relación con el poeta gaditano Canio Rufo, un espíritu afín al suyo.

En el año 96 d.C., Domiciano fue asesinado en una conspiración palaciega, y le sucedió Nerva, un anciano senador que gobernaría apenas dos años. Con la llegada de la nueva dinastía, la situación de Marco Valerio Marcial cambió de nuevo. Su compromiso y sus constantes adulaciones hacia Domiciano, ahora considerado un tirano, le granjearon sospechas y recelos. 

Los nuevos emperadores, Nerva y posteriormente Trajano, no le tuvieron en estima y dejaron de favorecerle.

Desencantado y sin protección imperial del Poder, Marcial decidió regresar a su tierra natal. En torno al año 98 d.C., cuando Trajano ascendió al trono, el poeta abandonó Roma tras más de 34 años de residencia. Su amigo Plinio el Joven le ayudó económicamente con el viaje.

Se cree que Marcial falleció en su ciudad natal de Bilbilis en torno al año 104 d.C., a los 64 años de edad. Pero hay dudas de su vida privada, de si realmente se casó o no, aunque se sabe que sí tuvo en su vida y como compañía a diversas mujeres y jóvenes masculinos, pues era una costumbre de aquellos años,

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